Pido la palabra

Desliz hepático

Los sectores que adversan el TLC, se anexaron una pequeña victoria.

Consiguieron mucho ruido y mejores nueces en los medios de prensa, ante una presunta violación a su libertad de expresarse.

Don Francisco Antonio Pacheco, presidente de la Asamblea Legislativa, con candidez hundió su bota en el lodazal.

Quizá, la lealtad al presidente Óscar Arias lo cegó, y engulló un anzuelo que ni lombriz llevaba.

Todos sabemos, desde los glaciares tiempos de la Guerra Fría, cómo se confeccionan los carteles de protesta de los sindicalistas. Allí tildan de Judas, traidores, diablos, comechiquitos, neoliberales y demás hierbas, a quienes no piensan igual.

Es una guerra anunciada y a la medida, y don Francisco Antonio, con tantas batallas políticas encima, no debió olvidarlo, por más indignantes y malcriadas que fueran las consignas contrarias.

Su reacción de poner la policía a quitar los cartelones era la oportunidad que muchos esperaban.

Ahora, denunciarán este “desliz hepático” como un “desplante militar”, y querrán ganar renombre y prestigio en la opinión pública internacional, a veces tan extrañamente cándida.

Y, aunque el mundo sabe que somos democráticos y respetuosos de la libertad, estos errores son como el del defensa panameño en la copa UNCAF: la gracia mutó a sapo.