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 Sucesos Domingo 18 de febrero, 2007, San José, Costa Rica.
 

Joven limonense, de 12 años, sobrevive luego de recibir balazo en la cabeza a quemarropa

Edwin José, el pequeño gran luchador

Burló la muerte, luego salió de un estado de coma, escapó de quedar parapléjico y, poco tiempo después, se graduaba con honores

Rodolfo MARTIN

Limón. - Un joven de 13 años, que dice ser “volante creativo” y quiere estudiar ingeniería para “hacer edificios”, es el pequeño gran luchador que burló una muerte inminente tras recibir un balazo en la cabeza a quemarropa.

“Sentí como un picotazo y, luego como algo caliente que caía por mi cara”, recordó Edwin José Herrera Arias, el jueves pasado, en su casa en Los Cocos, en Limón.

A partir de la tarde del 6 de enero del 2006, Edwin emprendió, con la ayuda de Dios, el trabajo de los médicos y la oración de decenas de familiares y amigos, una increíble carrera de sobrevivencia y superación.

43

homicidios ocurrieron el año pasado en Limón.

A balazo limpio

Al igual que Edwin José otras 97 personas resultaron con lesiones de arma de fuego durante el año pasado en Limón, según el OIJ local.

Aquel día no sólo burló, milagrosamente, una muerte instantánea, sino que luego salió de lo que se prevía como un irreversible estado de coma.

Con la ayuda de medicamentos, ejercicios y fisioterapia, se libró de algo muy próximo: el quedar parapléjico.

Doce meses más tarde, obtenía el título de sexto grado pese a que al volver a la escuela, donde siempre fue cuadro de honor, se le había olvidado leer y escribir.

El muchacho fue herido, de manera accidental, por un amigo cuando ambos junto con otros jóvenes observaban el paso de una caravana donde iba Óscar Arias, entonces candidato presidencial.

“Al llegar al hospital Tony Facio los médicos nos anunciaron que milagrosamente no había muerto en el lugar y que lo alistarían para llevarlo al hospital Nacional de Niños”, detalló su madre Haudrey Arias.

El traslado sería en avioneta pero el temporal que caía era tal que esa opción se cambió por un traslado terrestre.

“Uno de los pocos momentos que recuerdo fue ver a varias enfermeras alrededor mío pero yo no podía hablar”, contó Edwin minutos antes de marcharse para el Liceo Diurno de Limón, donde cursa primer año.

Lo trasladaron en una ambulancia. Lo acompañaban el doctor Augusto Espinoza y un enfermero. Los padres fueron alertados que difícilmente sobreviría al viaje, no sólo por la gravedad de la lesión sino por la distancia. Dos oficiales de Tránsito abrían paso para que el chofer manejara a toda velocidad, pese a que llovió durante todo el camino.

Edwin José llegó con vida pero cayó en coma, estado del cual salió cinco días más tarde, precisamente cuando su padre y Esteban, uno de sus hermanos, habían estado rezando varias horas en la capilla del hospital.

“Minutos antes había movido el dedo meñique de la mano derecha y un párpado. Ante esto, le pedí a mi hijo que me acompañara a orar. Ambos terminamos llorando. Al terminar, lo fuimos a ver y abrió los ojos. Algo increíble”, relató don Edwin.

La mayor batalla del joven comenzó al salir del Nacional de Niños cuando los padres, junto con un fisioterapeuta, iniciaron una intensa rehabilitación porque no querían verlo en una silla de ruedas para el resto de la vida.

Un año después del accidente, Edwin ya está en el colegio, luego pretende matricularse en la universidad y así convertirse en ingeniero, sueño que –tras la experiencia vivida– nadie duda que logrará convertir en realidad.

Solo triunfos

9/04/94

Edwin José, en brazos de su abuela materna, Isabel Arias.

15/12/00

El primer éxito académico llegó con la graduación del kínder en la Escuela General Tomás Guardia, en el centro de Limón. El jovencito, hoy con 13 años, quiere llegar a la universidad para ser ingeniero.

10/12/06

El haber sobrevivido le permitió hacer la Primera Comunión.

20/12/06

El joven obtuvo su título de primaria con honores y tras un gran esfuerzo.

Admiradores

Antonio Ramírez, director

Es un joven con una impresionante voluntad. Me emocionó haberle entregrado el título”

Elihonay Arias, médico

Recuerdo que fue un caso muy crítico y la situación de él luego empeoró”

Esteban Herrera, hermano

Las oraciones de familiares y amigos y la misma fortaleza personal fueron las que sacaron a mi hermano adelante”

Lourdes Mena, administradora

Fueron días de permanente oración y constante tensión pues según los médicos, moría en cualquier momento”

Familia dulce para disparos

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Don Edwin Herrera: también fue herido de bala.
José Rivera

El que Edwin José, el segundo de los tres hijos, tenga alojado un proyectil en la cabeza, no es algo nuevo para la familia Herrera Arias porque su padre, de igual nombre, tiene detrás del pulmón izquierdo el plomo de uno de los dos balazos que recibió durante un fallido “bajonazo” en Cieneguita.

“Estaba en mi carro cuando un sujeto me puso un revólver en la cabeza y me obligó a pasarme al asiento de atrás, mientras otro ocupaba mi lugar y arrancaba el motor”, recordó el jueves este técnico portuario casado con Haudrey Arias.

Los delincuentes ocultaban sus rostros con pasamontañas. Eran las 7 de la noche del 29 de junio del 2005. “Me percaté que me llevaban secuestrado para algún sitio del cual, tal vez no regresaría vivo, razón por la que no importaba oponer resistencia”, expresó Herrera. El trabajador portuario, encargado del atraque y desatraque de barcos forcejeó con quien lo custodiaba.

“En un momento dado, el desconocido sacó una arma y a quemarropa la percutió cuatro veces”, agregó. Uno de los disparos lo recibió en la pierna izquierda con orificio de entrada y salida.

El otro, mientras tanto, le ingresó a la altura de la clavícula izquierda, desde donde siguió por un costado hasta fracturarle tres costillas. Los otros dos impactaron en el carro.

El señor Herrera, como pudo, se tiró del vehículo y malherido corrió en busca de auxilio hacia la cancha de Cieneguita, donde se desarrollaba un partido de fútbol.

Los delincuentes, le dispararon desde el vehículo pero, dichosamente, no lo mataron. Herrera fue atendido en el hospital Tony Facio donde siete meses después lo médicos tuvieron que atender a su hijo a quien, a diferencia de él, no le daban ninguna posibilidad ni esperanza de vida.

Volver a aprender

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Keila Spencer: “aún requiere de ayuda”.
José RIVERA

Cuando Edwin Herrera decidió regresar a la escuela Atilia Mata, unos dos meses después del accidente, sus maestros se reunieron y planificaron la atención que debían prestarle porque, debido al balazo, había perdido la capacidad de lectura y escritura.

“Fue como devolverlo a primer grado”, expresó el jueves su maestra de entonces, Keila Spencer.

Y, una vez más, escapó de la muerte...

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Edwin (derecha) es amante del reggae, junto a él su hermano Bayardo.
José Rivera

Iba en la barra de la bicicleta que conducía un amigo cuando, sorpresivamente, sintió que alguien le puso el cañón de un arma en la cabeza, al tiempo que le advertían que era un asalto y que no se moviera porque lo mataban.

“Recordé que, precisamente, cerca de ahí aún estaba alojado el proyectil del balazo que había recibido unos pocos meses antes”, explicó el jueves pasado Edwin Herrera Arias en su casa en el barrio Los Cocos, de Limón.

Un amigo y vecino lo había recogido en su casa para que lo acompañara a pagar el recibo de la luz que le había dado su mamá.

“Los maleantes, se bajaron de una motocicleta”, recordó el jovencito, aficionado al fútbol y quien se desempeña como volante creativo y es un fiel seguidor de la Liga Deportiva Alajuelense.

Los desconocidos les gritaron que se trataba de un asalto y que tenían que entregar todo lo que tenían de valor.

“¡No se mueva porque lo mato aquí mismo!”, le gritaron en un par de ocasiones.

Al amigo, le robaron los tenis y el dinero para pagar el recibo. A él no le quitaron nada porque no llevaba nada de valor.

“Reaccioné tranquilo. Una vez más tenía que agradecerle a Dios”, afirmó Edwin.

Foto: 1507327
Haudrey Arias agradeció a todos los que los acompañaron en los momentos difíciles.
José RIVERA

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Edwin Herrera: “no hay que andar con armas”.
José RIVERA

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9/04/94: Edwin José, en brazos de su abuela materna, Isabel Arias.

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15/12/00: El primer éxito académico llegó con la graduación del kínder en la Escuela General Tomás Guardia, en el centro de Limón. El jovencito, hoy con 13 años, quiere llegar a la universidad para ser ingeniero.

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10/12/06: El haber sobrevivido le permitió hacer la Primera Comunión.

Foto: 1507360
20/12/06: El joven obtuvo su título de primaria con honores y tras un gran esfuerzo.

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