San José Costa Rica. Edición del 18/febrero/2007. Ir a Al Día
 

Anna Nicole Smith, modelo fallecida

Ocaso de una bella

Anna recordaba a Marylin Monroe y curiosamente su vida y muerte no fueron tan distintas a las de la rubia platinada más famosa de Hollywood

Gabriela Solano

Toda vida tiene un propósito o al menos la de la mayoría de seres humanos, pero esto parece no aplicar para Vickie Lynn Hogan, mejor conocida en el mundo artístico como Anna Nicole Smith, cuya muerte aún sin resolver simplemente fue el punto final para años de tragedia.

Su destino no estaba escrito, sin embargo, ella parece haberse encargado de labrar su duro camino.

Nació 39 años atrás en un hogar pobre y disfuncional –nada extraordinario en estos días– en el pueblito rural de Waco, en Texas.

Ella era una boca más que llenar en la casa de Donald Eugene y Virgie Hart, quienes ya tenían otros cinco hijos.

La rebelde Vickie creció sin ver a su padre, el cual no aguantó mucho y los abandonó. Su madre y una tía se quedaron al mando.

Anna Nicole (nombre que adoptó años después) no creció siendo una belleza; sus problemas de sobrepeso fueron una cruz que cargó desde pequeñita. Tampoco era de las que sacaba 100 en la escuela.

Siendo una adolescente optó por dejar los estudios y trabajar como mesera en el Jim’s Krispy Fried Chicken, donde se enamoró del cocinero (Billy Wayne). Quedó embarazada de él y se casaron.

A los 17 años nada la hacía pensar en un futuro mejor y con un hijo –Daniel– que cuidar era poco lo que ella creía que podía hacer. Hasta que un día decidió dejar a Billy y aprovechar su físico.

Con $8 mil (¢4 millones) prestados viajó a Houston y tras su primer implante de siliconas estaba lista para reinar en los “night clubs”.

Vickie adoptó como nuevo hogar el bar Gigi’s, donde se hacía llamar Robyn. Este era uno de los clubes más populares del momento.

La mala fama era su segundo apellido. Según versiones de sus excompañeras, la rubia no solo sobresalía por su belleza. También lo hacía por ser una gran bebedora, adicta al sexo, bisexual y drogadicta.

Una joyita que además soñaba –en sus destellos de lucidez– con ser actriz.

Muchos aseguran que era una joven ambiciosa que usaba y desechaba a su antojo a quien no le servía.

Fue en ese club donde conoció al hombre que le daría mayor notoriedad, el anciano multimillonario J. Howard Marshall II.

Cobijada por su poder y pequeños regalos que ascienden a más de $6 millones (¢3 millones) llamó la atención de la revista Playboy, logrando el título de conejita del año 93.

De ahí en adelante todo habría sido sencillo. Casada con Marshall y dueña de un hermoso físico, el éxito era cuestión asegurada.

Fue su historial de adicción el que logró que Anna desperdiciara oportunidades doradas. Una de ellas fue perder el contrato que firmó con la marca Guess.

Allegados revelaron que el presidente de aquella empresa disfrutó de la sensualidad de Anna antes de firmarla.

Poco le duró la alegría a la texana, quien gastaba el dinero a manos llenas.

Cuesta abajo

Su rico esposo murió al año de la boda y como de todos en bien sabido, ella tuvo una gran batalla legal por la herencia de cientos de millones.

Las tarjetas de crédito comenzaron a rebotar como una pelota. Sus amantes no quisieron ayudarla o por lo menos devolverle los costosos regalos que habían recibido de ella.

Ante tal situación, tuvo que tomar a su hijo Daniel y refugiarse en un humilde cuarto en Los Ángeles.

Su alimentación se basó en bombones y panecillos y cobró su precio. La conejita estaba convertida en una persona enorme y nada atractiva.

Anna nunca destacó por ser hábil en los negocios, pese a ello siempre encontró quien la ayudara, solo que ella se encargaba de echar por la borda las buenas intensiones.

Una importante manager declaró al canal E! su intención de apoyarla. La tomó bajo su tutela y comenzaron a trabajar en su peso.

Lo único que Anna debía hacer era estar tranquila y no dar declaraciones a la prensa.

Fácil, pero no para Anna, quien un buen día tomó un avión a Inglaterra y habló con cuanto tabloide se le puso enfrente sobre el pleito legal.

Después de esto se quedó obviamente sin manager.

Pero una vez más, extrañamente, la suerte le sonreía. La oportunidad de reivindicarse tocaba a su puerta con la aparición del abogado Howard K. Stern, quien la ayudaría en la lucha legal por la herencia de su segundo exesposo y se convertiría en su amante.

En el 2002 el canal E! vio que la figura de Anna podía ganarles audiencia y firmaron con ella para un “reality show” sobre su vida, el cual incluiría cómo la rubia recuperaría su bella figura.

Aunque Anna solía ser inestable emocionalmente, los productores la calificaron como profesional, aseguran que lo era tanto que en una ocasión filmó un capítulo con varias costillas rotas, tras sufrir un accidente.

Anna no logró atraer a miles de espectadores pero sí recuperó su antigua estrella y su esbelta silueta.

Final de película

Nuevamente estaba lista para triunfar, pese a su adicción a las drogas, contaba con varios millones en la bolsa, una pareja y una segunda hija en los brazos.

Todo estuvo bien hasta que la tragedia se cansó de tenerla de lejos y tocó a su puerta el año pasado, cuando su hijo Daniel murió por una sobredosis de drogas en Bahamas, donde vivía su madre.

Su historia comenzaba a cerrarse como en una historia de horror donde el desenlace anunciaba ser de impacto.

La tristeza fue algo que no pudo combatir. Dicen algunos que sus “amigas”, las drogas, eran su único consuelo, por eso estaba las 24 horas acompañada por una enfermera.

Pero ella no estuvo en el instante exacto en el que Anna falleció. Los rumores no se han hecho esperar y el silencio de los forenses no ayuda. Un caso digno para C.S.I.

Vickie falleció ahogada por su propio vómito, por haber ingerido medicamento para niños y hasta se especula que fue asesinada. Nada, nada hay que vislumbre las razones de su muerte. No al menos hasta la próxima semana, cuando se de a conocer los resultados de su autopsia, escribiendo así la última línea de una vida que pudo ser muy diferente.

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Momentos cumbre
En el 93 pisó la cumbre, luego bajó de golpe Vean cómo se parecía a Monroe. Tomadas de la web

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Millonaria
Durante algunos años tuvo mucho éxito y hasta “Playboy” lo reflejó en portada.

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Descuidada
En repetidas ocasiones dejó que su apariencia no fuera la más atractiva, a pesar de que era su arma.

Por los millones
El año pasado, duran te el juicio por los mi llones de su esposo fallecido, lloró.