Programas de Responsabilidad Social Corporativa

Empresas construyen sueños en comunidades

Compañías destinan parte de sus recursos a colaborar con obras de bien social

Empresas como la Tabacalera Costarricense, Intel y Dos Pinos, construyen el sueño de varias comunidades del país con programas y donaciones que envuelven a jóvenes de distintas edades, y especialmente de familias de escasos recursos.

Jesús Chavarría es un joven de 15 años. Vive en la Ciudadela 25 de Julio en San José y aunque actualmente no asiste al colegio, ha aprendido una serie de herramientas tecnológicas, gracias al Club House que Intel tiene en la comunidad.

“Estoy en el club desde que lo abrieron, en el 2005. Vine acá porque mi mamá me inscribió y porque mi hermano me dijo que era bueno”, recordó.

“Ya sé utilizar la computadora (ambiente windows) y además tengo conocimiento en programas de diseño gráfico como Ilustrador y Photoshop”, afirmó.

Así como Jesús, otros 24 jóvenes, con edades entre los 13 y 17 años, asisten dos veces por semana al Club House que Intel creó hace dos años, como parte de su programa de Responsabilidad Social Corporativa.

¿Qué son?

Los programas de Responsabilidad Social Corporativa persiguen colaborar con las comunidades nacionales.

Las compañías destinan parte de sus recursos a mejorar la calidad de vida de las personas, con programas educativos, sensibilización ambiental y obras.

Rogelio Fernández, asesor legal de Dos Pinos, aseguró que esos programas se basan primordialmente en el cooperativismo.

“Nosotros nos dedicamos a colaborar con la superación de la comunidad, mediante la creación de fondos de educación para nuestros asociados y sus familias”, afirmó Fernández.

La Dos Pinos dotó de una lechería al Hospicio de Huérfanos de San José y además creó la sociedad con la empresa.

“Toda la ganancia que se genera, producto del ordeño de las vacas, lo invertimos en la manutención de los niños y jóvenes que están con nosotros. Cada dos días, el camión de Dos Pinos recoge la leche para procesarla allá en su planta y mensualmente esto nos genera ganancias por ¢3 millones”, dijo Jorge Chacón, administrador del Hospicio de Huérfanos de Vista de Mar, en San José.

Por su parte, Susana Salas, gerente de asuntos corporativos de Tabacalera Costarricense, explicó que esa empresa se enfoca principalmente a prevenir el tabaco en menores y en ayudas al medio ambiente.

“Mediante campañas de información buscamos que los menores de edad no fumen a edades tempranas. También hemos brindado un valioso aporte económico al Parque Nacional La Cangreja, para su formación y consolidación”, mencionó Salas.

El Parque Nacional La Cangreja, ubicado en Puriscal, recibió de la Tabacalera $220 mil (¢114 millones) para la consolidación del parque, construcción de senderos, rotulación y compra de vehículos.

La corporación Wal Mart (antes Corporación de Supermercados Unidos), desde el 2003 y por medio del Programa Dulce Ayuda, que vende paletas, destina el dinero a instituciones de bien social. Ha recaudado ¢600 millones.

Yolanda Fernández, gerente de asuntos corporativos de Wal Mart, aseguró que todas las ayudas han sido en beneficio de la niñez costarricense.

“Con la primera campaña, en el 2003 y 2004, el dinero se otorgó a la Escuela Neurosiquiátrica Infantil. En el 2005, lo recaudado se utilizó en la remodelación de la Unidad de Infectología del Hospital Nacional de Niños”, dijo.

Agregó: “desde el año anterior y hasta el 2009, se destinará los recursos al Programa Explora, de la Fundación Omar Dengo”.

Junto con Industrias Cárnicas Integradas colaboran con el medio ambiente, señaló Fernández.

El pasado 18 de junio, más de 400 personas, entre empleados de Industrias Cárnicas Integradas y vecinos de Ciruelas de Alajuela, sembraron 35 árboles y limpiaron el cauce del río Ciruelas.

Patricia Chico, gerente de Relaciones y Proyectos Comunitarios de Intel, precisó que la empresa invierte aproximadamente $90 mil anuales (unos ¢46 millones) en el desarrollo de proyectos de interés social.

“Lo que buscamos es que el personal se involucre de manera permanente con los diferentes proyectos que llevamos a cabo.

Además, le damos seguimiento a los trabajos realizados, para garantizar que cumplimos con nuestro objetivo”, aseveró Chico.

“Adoro el medio ambiente” Jingyuan se involucra con el ambiente. José Rivera Hace un año llegó a Intel para trabajar como Ingeniero. A través de la “intranet”, Jingyuan Lin se dio cuenta de que podía participar como voluntario en los programas de Responsabilidad Social y desarrollar obras de bien social en el país. “Para mí es importante realizar este tipo de trabajos, porque de esta manera colaboro con el ambiente. Me gusta sembrar árboles y por esa razón decidí convertirme en voluntario”, afirmó Lin. El pasado 15 de junio, 70 trabajadores del Área de Manufacturas de Intel, se dieron a la tarea de sembrar 1.500 árboles en la finca Padre Carazo, perteneciente al AyA y de esta manera colaborar con el medio ambiente.

De alumno pasó a ser profesor Steven le ayuda a María Fernanda Alfaro. Rafael Pacheco Steven Monge es parte del Club House de Intel desde hace un año. “Mi hermano John me invitó a venir, porque me dijo que era muy bueno”, aseguró el joven de 17 años. Steven no asiste al colegio, pero aún así asegura que gracias al Club House ha aprendido a utilizar programas de diseño, ambiente windows y eso lo motiva para retomar los estudios en educación secundaria. Gracias a los conocimientos adquiridos, Steven se convirtió en mentor del Club House hace un mes y ayuda a sus compañeros cuando ellos lo necesitan. “Es una buena oportunidad que me permite enseñar lo que he aprendido”, dijo.

Quiere enseñar cultura de Japón Mitzuka es voluntaria en el parque. Abelardo Fonseca Mitzuka Okabayashi llegó a Costa Rica en el mes de marzo procedente de Japón. Tiene dos años de ser voluntaria de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). “Desde que llegué me dedico a colaborar con el Parque Nacional La Cangreja, en Puriscal, en lo que respecta a la promoción de desarrollo turístico”, aseguró Mitzuka. La joven afirma que le llaman la atención las riquezas naturales que encierra el parque puriscaleño y quiere desarrollar algunos proyectos a nivel personal. “Me gustaría enseñar a los puriscaleños algunos aspectos de la cultura japonesa, como la comida o costumbres. Además, en estos momentos siembro vegetales japoneses en el Colegio Agropecuario de Puriscal y a la gente le llama la atención y siente ganas de aprender”, mencionó.