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 Nacionales Domingo 22 de julio, 2007, San José, Costa Rica.
   

Aprendamos del ejemplo de Marta y María

Acojamos a Jesús en nuestro corazón

Mario Montes Moraga, Presbítero

El Evangelio de Lucas narra el episodio que sucede al interior de la casa de Marta y María. El texto está situado en las llamadas “narraciones de camino” (Lucas 9,51-13,21).

El capítulo comienza con la designación de los setenta y dos discípulos (ver Lucas 10,1-16). El pasaje de hoy nos dirige al contexto del envío y de la misión de los setenta y dos, porque se refiere al mencionado viaje y al recibimiento de Jesús en casa de Marta: “yendo ellos de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa” (v. 38).

María, la hermana de Marta y de Lázaro en Juan 11,1, es presentada en esta sabrosa narración, como la mujer que acoge a Jesús, su presencia y su palabra, en el espacio íntimo del hogar, en especial, de su corazón.

Ella es mujer activa y oyente, que acoge la Palabra, sentada en actitud de discípula a los pies del Señor. Y sabe escoger la “mejor parte”, es decir, sabe responder, es creativa, manifiesta una fe que es encuentro con el Señor.

El marco de la narración es claramente el del discipulado. Es por eso que esta bella historia se encuentra situada entre la parábola del Buen Samaritano, que veíamos el domingo pasado (ver Lucas 10,25-37), y la enseñanza a los discípulos sobre la necesidad de la oración (Lucas 11,1-13).

Todos en la Iglesia debemos ser “Marta y María”, es decir, contemplativos, porque la fe es apertura a la Palabra de Dios. Y activos, porque la fe es compromiso y apertura a los hermanos.

Nuestra oración ha de llevarnos a la caridad. La Eucaristía, al testimonio de la vida. La escucha de la Palabra, nos libera de posibles desvíos y también de excesivos nervios. Como en el caso del mismo Jesús, cuyo ritmo de trabajo difícilmente podemos imitar, y que, sin embargo, sabía sacar sus buenos ratos para la oración y la contemplación, dentro de su “apretado horario”.

La primera lectura de hoy, junto con el salmo responsorial (Génesis 18,1-19; Salmo 15) y el Evangelio, nos conducen también a una actitud moral exquisita: la virtud de la hospitalidad, pues Abraham acoge a los viajeros (al mismo Dios), el salmo habla del justo que practica toda clase de ayuda al prójimo, y las dos hermanas acogen y reciben a Jesús en su casa.

Foto: 1664816
María y Marta se refugiaron en Jesús.
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