Javier Collado, Piloto de automovilismo

Le corre gasolina por las venas

A sus 44 años, el piloto nacional fue profeta en su tierra, y le demostró tanto a los ticos como a los extranjeros que tiene combustible para rato, aunque eso cueste algunos accidentes

La bandera a cuadros que vio ondearse desde su bólido, hace exactamente una semana, le quitó de encima una maldición que arrastraba desde 1991, y además, puso fin a la racha de dos victorias que registraban los pilotos mexicanos en las pruebas del 2005 y 2006.

Javier Antonio Collado se bañó con champaña en el podio de la autódromo La Guácima, al ganar el Gran Premio Sur “Panam GP series” de la Fórmula 2000.

Aunque en su currículum cuenta con triunfos internacionales, el primer lugar en suelo tico se le había negado en tres oportunidades.

“Es una victoria muy especial porque fue en Costa Rica. No lo habíamos logrado aquí. Soñaba con esto desde hace 15 años”, señaló Collado.

“En ‘Fórmula’ había competido tres veces aquí. Uno en el 91, estábamos en segundo lugar y nos falló el auto en media carrera, en el 92 iba primero y volvió a fallar, y en el 93, el desempeño fue malo. La cuarta fue revancha personal” agregó.

Sostener la posición de privilegio hasta la última vuelta –eran 30– no fue fácil. En una etapa de la carrera, estuvo apunto de bajar los brazos.

“Fue en la vuelta 20, estaba tratando de agarrar a Hugo Oliveras (piloto azteca que partía como favorito) y el tiempo estaba muy parejo, dos décimas de diferencia. Ahí me dije : ‘Vamos, otro empujón, a ver si podemos’. Era como echar el último suspiro, y lo pegamos”.

La pasión que siente por los motores es un ingrediente añadido desde muy joven. Su primer acercamiento fue con las motos, cuando a los 16 años le regalaron una para su cumpleaños. Luego, a los 17, montó su primer “Go-kart”, y desde allí empezó “a picar” por los pueblos, primero como aficionado, luego como todo un profesional.

Los sustos de su vida

La adolescencia para muchos representa una época de rebeldía, y el piloto de 44 años no escapó a ella.

A la edad de 15 años, una aventurilla le salió mal y le costó un jalón de orejas “cortesía” de su madre.

“Una vez mi mamá me prestó el carro, iba con mi hermana y un amigo, y se lo devolví despedazado. Chocamos por el peaje de Cartago ¡Imagínese! Fue un accidente serio, y eso me pasó por tortero. Salimos ilesos, pero el carro no sirvió nunca más. Mi mamá todavía me lo recuerda”, contó entre carcajadas.

En competencia, Javier también dejó sin aire a sus familiares. “Tuve una traqueotomía, paré al hospital por una carrera en moto, como a los 22 años. Fue un accidente difícil, y un susto grande para mi pobre madre”.

Sin embargo el temor no va con su mentalidad. “Uno no piensa en eso, los carros ahora son muy seguros y diseñados para chocar, no como antes. Yo no pienso en eso”.

Cuando le consultamos si conocer de memoria las curvas de La Guácima era una ventaja, el corredor contestó dejando por fuera cualquier confusión con las atracciones que lo llenan últimamente, las modelos.

“¿Las del autódromo? Claro que sí, Imaginate, desde que estaba pequeñito pasaba metido corriendo”.

Acelerador al fondo

Lo que sigue para el vecino de La Guácima (vive a cuatro kilómetros del autódromo, ¡cómo no la iba a tener en el corazón!), es correr en la siguiente fecha, en Ecuador, el 8 de julio, para seguir en la disputa por el campeonato de la F-2000.

Además, otra de sus metas es fortalecer su otra faceta, de importador de autos de la marca china “Greatwall”. Él la representa y es la misma que lo patrocina para que siga activo en la “Panam GP series”.

La siguiente pregunta es: ¿Hay Collado para rato?

“Sí, hasta que el cuerpo me dé. Hay pilotos nacionales más viejos que yo, no en esta categoría, pero sí en otras, y mientras esté bien físicamente, seguiré en las carreras”.

Antes de que Javier se guarde a “pits” en este reportaje, dejó claro que su gane fue justo, al rebasar a Olivares (penalizado por adelantarse en la salida) “No creo que estén ardidos, solo que en ésta no le salió. Que gane la otra… si puede”.