Defensa preséntó carta y foto que joven entregó al acusado

Libre montador: fue amor, no violación

Nicoya, Guanacaste. - El Tribunal de Juicio absolvió de toda pena y responsabilidad a Arnoldo Cárdenas, montador de 35 años a quien el Ministerio Público acusó de cuatro delitos de violación en contra de una joven de apellido Montiel, de 20 años.

Los hechos habrían ocurrido en mayo del 2005, en Cañal de La Mansión, a cinco kilómetros de Nicoya, cuando la joven –que sufre una discapacidad– escapó en motocicleta con el montador.

Los padres de la muchacha lo acusaron de violarla “bajo amenazas de muerte”.

En el debate, los testigos de la defensa coincidieron en que la pareja mantenía una relación de noviazgo a escondidas de la familia y que la fuga se dio aprovechando que, esa noche, la familia estaba viendo un partido entre el Deportivo Saprissa y la Liga Deportiva Alajuelense.

Durante tres días, el montador y la joven se ocultaron en una vivienda, en Monte Romo del cantón de Hojancha, donde, según la declaración de Cárdenas, “con el silencio de las frías noches como testigo, consumaron y se juraron amor eterno”.

“Ella estaba enamorada de mí. Con el tiempo nos hicimos novios, y para no andar a escondidas como un cobarde, pedí la entrada, pero los papás me la negaron. Entonces yo le dije: ‘mi amor, vamos a luchar por este amor’” puntualizó Cárdenas. La tesis de la Fiscalía perdió fuerza cuando la ofendida no asistió al debate, pese a todos los intentos que se hicieron para convencerla.

La defensa, entre sus pruebas, presentó una carta de amor y una foto entregadas por la muchacha a su amado.

La presidenta del Tribunal, Cintia Dumanni, dijo al acusado que se le absolvía porque durante el juicio se pudo comprobar que las relaciones fueron de carácter “voluntarias y románticas”.

El defensor del montador, Enrique Sandoval, pidió a los jueces la absolutoria en grado de certeza, por cuanto: “el hecho de violación por el cual se acusó a mi cliente nunca existió y sí una manipulación de la investigación preliminar”.

La madre de Montiel reaccionó molesta y declaró: “espero la justicia de Dios y que el tiempo diga la verdad de las cosas”.

El final fue feliz para una historia de amor que surgió entre un conocido montador de la zona y una bella joven guanacasteca que, con su silencio, defendió al ser amado.