Carolina Zeledón, exmodelo

Se armó con el “matamoscas”

Sus facetas como madre, esposa y dueña de su propio negocio, le dieron un giro a su forma de pensar

Alejada ahora de las cámaras de televisión, María Carolina Zeledón Montero es muy diferente a aquella chiquilla adolescente que superaba en tamaño a sus demás compañeras del desaparecido programa de concursos “A todo dar”.

Está enfocada totalmente a la administración de su cafetería –“Maple” en el Paseo de los Estudiantes– y disfruta el rumbo que tomó su vida como madre, esposa, y creadora de la repostería y las bebidas de dicho lugar.

Desde niña, la menor de cinco hermanos dejó claras evidencias de que la cocina se convertiría en una de sus pasiones.

“Mi mamá me pasaba regañando porque le ‘cachaba’ los huevos a una vecina que tenía gallinas. Es que con ellos hacía queques de tierra”, recordó esta vecina de Heredia.

A los 14 años se inició como modelo y tres después saltaría al canal de La Uruca, con un ATD que cumplía en ese entonces cuatro meses al aire.

El elenco estaba formado por Cristina Espinoza, Nadia Aldana, Tatiana Incera, Arianna Poltronieri y Catalina Sánchez, (que estaba por salir).

Según cuenta “Caro”, su adaptación al grupo de modelos no fue nada sencilla, e incluso tuvo la intención de renunciar en cuatro ocasiones.

“Costó mucho que me aceptaran. Como entré en lugar de Catalina la querían más a ella. Una empezó a tener roces conmigo, otra como que no me hacía muy buena cara. Hubo momentos en que me encerraba a llorar en el baño”.

Curiosamente, el cariño se lo ganó con un baile que la producción le encargó aprenderse, y cuya fama se extendió hasta el público. Hablamos de “La mosca”, sobrenombre del cual ella no ha podido desprenderse.

“Los primeros días siempre me salía diferente. Pero fue una bonita experiencia porque era lindísimo ver en el foro, como cincuenta chiquitas vestidos de ‘mosquitas’ que venían con sus familias”, señala Zeledón.

Su ruta hacia el amor

Antes de su paso por ATD, la ahora rubia tuvo un fugaz matrimonio a temprana edad, –a los 16– con el productor Douglas Martin. “Si me preguntan si fue un amor verdadero, puedo decir que no, y en ambas direcciones. Los dos éramos muy inexpertos”, añadió.

Tres años más tarde cupido volvió a tocar su puerta, pero esta vez sería en serio. Un 26 de abril del 2003, celebró su boda con Mauricio Mora, el padre de su pequeña Jimena.

Entre sus metas no da por descartado tener otro hijo, y ante la pregunta de si volvería a la televisión, la única posibilidad, anunció, sería en un programa enfocado a los niños o bien, en su especialidad: la cocina.

“Siempre paso metida en cursos de gastronomía y barismo. Para mi, la cocina es como un laboratorio, siempre se anda inventando cosas nuevas”.

Convertida en toda una señora y con un grado de madurez diferente al de otras épocas, la Carolina actual borró a la antigua modelo y bailarina, casi como si hubiese utilizado un “matamoscas”.

“Hoy día valoro más el tiempo que paso con mi familia, con mis hermanos o mi mamá. Ver sus caras de satisfacción al probar uno de mis platos me llena mucho más que lo que hacía antes en las frecuentes fiestas con mi grupito de amigos”, asegura.