San José Costa Rica. Edición del 18/marzo/2007. Ir a Al Día
 

Fidel y Jaime Gamboa

Hermanos de la música y del arte tico

Cuando eran niños no sabían cómo leer la música, así que guardaban las letras en una grabadora que les obsequió su papá, “Chico”.

Ileana Vargas

¡Lo que se hereda no se hurta!w Ese típico refrán describe perfectamente el origen del talento que tienen los hermanos Fidel y Jaime Gamboa.

En la sangre de “Los Gamboa” no podía correr otra cosa más que la pasión por la música, la lectura y el arte. Para los tres muchachos (Fidel, Jaime y Héctor) era imposible salir sin ser tocados por las notas musicales que sus tíos “Machito” Gamboa, “Paco” y Max Goldenberg, quienes tocaban a su alrededor desde que eran unos niños.

“La cosa de hacer música era consecuencia de lo que había a nuestro alrededor”, pudo decir Jaime antes que su hermano Fidel lo interrumpiera y detallara un poco más la anécdota.

“La música era parte de nuestra vida cotidiana, aunque a veces perfectamente podíamos cambiarla por una buena mejenga, jugar con las primas o por encaramarnos en los árboles ” detalló Fidel.

Entre risas y hasta con un poco de asombro, Jaime recordó cuando jugaban a producir programas de radio. “Fidel siempre era el que nos organizaba y repartía los puestos que cada uno tenía que ocupar, pero Héctor siempre se quejaba porque decía que no podía hacer los agudos”, contó Jaime, mientras su hermano imitaba la voz que hacía el menor de “Los Gamboa” cuando estaba molesto por lo que le tocaba hacer.

El “botellófono”

Es difícil definir cuál fue el primer encuentro que tuvieron los tres niños con un instrumento, porque ni ellos mismos conocen el momento exacto.

Pero lo que sí saben es que jugaban a llenar varias botellas con agua a diferentes alturas y con eso intentaban hacer sonidos muy diferentes y sincronizarlos de la mejor manera.

Después de jugar con el “botellófono”, el que entró en contacto directo con un instrumento musical fue Jaime Gamboa.

“Las tarde de los sábados era un tormento para toda la familia, porque Jaime ensayaba violín, el ruido que hacia mi hermano con el pobre violín era horrible”, contó Fidel.

“Años después, a raíz de la experiencia que tuve hice un poema que se llamó ‘El gato violín’, porque en realidad cuando practicaba parecía que había un gato aullando”, contó con una gran sonrisa el responsable de este suplicio familiar.

Después del violín de Jaime, don Francisco y doña Olga, (padres de los tres varones), complacieron a Fidel con clases de clarinete y para rematar, Héctor escogió el oboe.

Años después cuando “Los Gamboa” entraron a estudiar en el Conservatorio Castella, formaron un “Taller Acústico” con varios compañeros. Entre ellos, dos que hoy son premios nacionales: Carlos Castro y Eddy Mora.

“El taller era una probadera, todos escribíamos, componíamos y al final íbamos a sonar todas las ideas que llevábamos a la reunión”, explicó Fidel. “Para esa misma época ya habíamos grabado alguna música para Radio Universidad y musicalizado muchas obras de teatro para el Castella”, añadió Jaime.

Siguiendo el rumbo

Después de haber formado parte del “Grupo Experimental” de Adrián Goizueta por casi una década, Fidel y Jaime se dedican por necesidad a hacer canciones para comerciales y a tocar jazz con el músico Manuel Obregón.

“Los dos nos pusimos a hacer ‘jingles’ para publicidad, con eso sobrevivimos por un tiempo. Hasta que un día me llamó Manuel Obregón desde El Salvador para decirme que iba a formar un grupo y que yo era parte de el”, narró Fidel, el más serio de los hermanos Gamboa.

Con esa idea nació “Mal País”, aunque tiempo después sufrió algunas transformaciones y cambios de integrantes.

“Mal País inicialmente fue pensado para distracción de cada uno de los integrantes, era un grupo para hacer dos conciertos por año y grabar un disco cuando se pudiera, ese era el propósito original del grupo”, confesó Fidel.

“Tiempo después impulsados por de Manuel Obregón comenzamos a tocar en Jazz Café. Y escojimos el día miércoles porque casi no llegaba gente”, recordó Jaime.

Fidel añadió que iban cada dos meses a tocar en el bar y que conforme interpretaban las piezas se daban cuenta que ya había un grupo de seguidores que se sabían y pedían las canciones del grupo.

Y como lo bueno en la vida llega sin avisar, hace un año, justo antes de una presentación en Jazz Café recibieron Disco de Oro por ventas superiores a 10 mil copias de su primer disco “Mal País Uno”. De ese primer disco destacan temas como “Boceto para Esperanza”, “Otro lugar”, “Son Inú” y “Malpaís”.

Así, Fidel y Jaime junto con los otros integrantes del grupo se convierte en los primeros costarricenses en alcanzar un disco de Oro. Después producen “Historias de Nadie” y “Mal País En Vivo”.

Historial

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Fidel Gamboa

Voz, guitarra, flauta, arreglos y dirección musical. Se graduó del Conservatorio Castella en saxofón. En 1990 recibió el Premio Nacional Aquileo Echeverría en la rama de música por la obra “Inhombre”.

Jaime Gamboa

Bajo, guitarra, oboe, violín y coros. Declarado en el 2005 Personaje del Año en la Cultura. Tiene más de 20 discos grabados con Adrián Goizueta, María Prétiz, Malpaís y muchos otros.

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José Rivera /Al Día

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Significativa
Cada una de las presentaciones que han realizado dentro y fuera de Costa Rica encierran un valor especial para Fidel y Jaime. Foto: cortesía de Pablo Cambronero

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Entre ellos
En el Papaya Fest 2006 Mal País invitó a uno de sus amigos íntimos, el cantautor nacional Humberto Vargas. Foto: www.grupomalpais.com

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Raíces
Fidel con chonete y todo junto con su hermano Jaime, cuando apenas daban los primeros pasos en la música. Foto: cortesía Jaime Gamboa