www.Secondlife.com

Tienen vidas perfectas, aunque sea en Internet

Usuarios crean identidades a su gusto y también hacen negocios

AFP. - El mundo revolucionario de Internet ha creado un nuevo mundo: una tierra de segundas oportunidades llamada “Second Life” (secondlife.com), donde más de cuatro millones de personas complementan, reinventan o cambian sus vidas bajo una identidad diseñada a su propio gusto.

“Second Life” puede ser visto por algunos internautas como aburrido y sin efectos especiales por quienes gustan de las competencias, pues no es un juego con ganadores y perdedores, ni niveles de dificultad.

Sin embargo, el sitio engancha y embriaga a sus experimentados avatares o “residentes”, quienes son concebidos por los usuarios para tener una segunda vida en ese universo virtual.

El avatar encarna en figuras de dos dimensiones capaces de relacionarse con otros, desplazarse, montar un casino, abrir un museo, ganarse un sueldo, batirse en duelo, quedar encinta o hasta cavar su propia tumba.

Es una generación “habituada a los juegos de rol, a crear seudónimos y hasta cambiar de sexo” la que da forma y vida a este universo, informa a AFP Pascal Guenée, director del Instituto Práctico de Periodismo de París y especialista en Internet.

La clave del éxito

“A menudo, no son los sitios más elaborados los que tienen más éxito” en Internet.

La clave de “Second Life” está en que satisface la “necesidad de reconocerse en una comunidad”, donde cada uno es al mismo tiempo “una prolongación y un disimulo de uno mismo”, precisa Guenée.

El usuario disfruta porque el mundo virtual le abre un sinfín de puertas. El programa, gratuito o de pago, según la modalidad de juego, permite desde asistir a un concierto a ejercer la profesión de sus sueños, formar una familia, acudir a un prostíbulo o comprarse una isla paradisíaca.

Lejos de asemejarse a los mundos fantásticos, “Second Life” está anclado en la vida real. Salvo volar y teletransportarse, quizá los dos deseos imposibles más ardientes de la humanidad, sus avatares llevan una vida relativamente normal.

Para ganar lindens (divisa virtual intercambiable por dólares), hay que saber montar un negocio. Para enamorase, hay que seducir. Para triunfar, se necesita talento.

En realidad, la experiencia en el universo virtual “termina siendo una extensión de tu propia vida”, aunque con más libertad, afirma Marcos Chagas, del sitio Web “infosegundavida” para jugadores hispanohablantes.

Sin embargo, el residente debe comprometerse a respetar las “seis grandes” prohibiciones: acoso, asalto, indecencia, perturbación de la paz y revelación de datos de otros residentes.

“Pero la gente le da a ‘aceptar’ de la misma forma que acepta cualquier cosa en Internet”, admite Chagas.

Diferentes estilos Cambio extremo En el juego cada residente puede darse la imagen que desee, las opciones para lograr la imagen perfecta son amplias. Stripper Esta residente, cuyo nombre reservó incluso en el sitio, encontró en el juego su deseo oculto de ser una stripper. Súper héroe Silverjetpack es el súper héroe del filme Second Life: Get One, la cual ganó el premio al mejor show en el 2006 en el sitio. Con los famosos La banda inglesa Duran Duran, compró una isla virtual, donde realiza conciertos en vivo, dentro del juego.

Así se juega a ser otra persona El mundo virtual 3D de Second Life , fue creado por la compañía Linden Lab y fundado por Philip Rosedale. Este programa proporciona a sus usuarios o “residentes” herramientas para modificar el mundo y participar en su economía virtual, que opera como un mercado real. Actualmente Second Life puede jugarse con una cuenta gratuita. Sin embargo para poseer terrenos y poder construir en ellos, es necesario crear una cuenta de pago, cuyo costo oscila entre $6 y $9 mensuales. La compra de propiedades aumenta el costo mensual. Por 512 metros cuadrados de terreno extra el precio mensual es de $5. Mantener una isla de uso exclusivo de 64 mil metros cuadrados, ronda los $295 mensuales. Second Life tiene su propia economía y moneda, el Linden (L$), que es su divisa oficial.