Desde mi espejo

Otro “día internacional”

actriz

La verdad es que yo no sé si reírme o llorar. Ahora le toca al agua, o sea, “Día Internacional del Agua”, que se celebró el 22 de este mes.

Me pregunto: ¿Qué hay que destacar en esa fecha? ¿Las conferencias de las instituciones gubernamentales, cuyos miembros claman en encendidos discursos (con un vaso de agua a la par) que hay que encontrar la solución para un reparto y consumo equitativo de las reservas acuíferas que todavía quedan en este planeta?

Porque, otra vez, el problema se centra en lo económico: en los países ricos no se ve morir de sed a cientos de miles de personas, a niños, especialmente.

Una madre “primermundista” no se ve obligada a caminar varios kilómetros diarios para recoger en un tosco recipiente algo de agua y, así, cubrir lo más elemental de las necesidades de su familia.

Sin embargo, en África y Latinoamérica, por ejemplo, mueren cientos de miles de criaturas, pues la poquísima agua que les pueden dar sus madres está llena de gérmenes que producen epidemias y muerte.

Se han secado ríos, lagos, lagunas, arroyos y cataratas por la tala indiscriminada de árboles.

No concibo que se gasten billones de dólares para saber si hay agua en Marte, cuando la gente se muere de sed en, al menos, la tercera parte de este planeta.

Entonces, ¿a quiénes corresponde solucionar esta angustiosa y gravísima situación?