“Sé que estas heridas nunca se van a cerrar”

A sus 86 años, Óscar Chacón Jinesta, padre de Leonardo, asegura que su hijo iba a ser un gran abogado, y que el dolor por su muerte le afecta mucho a él y a su esposa.

“Estas heridas nunca van a cerrarse. Leonardo era mi mano derecha, mi ayudante, un hombre trabajador” dijo.

“Mi hijo sabía de agricultura, era intelectual, me construyó esta casa donde vivo y hacía trabajos conmigo en la oficina. Mi esposa se pone muy mal en estos días cuando lo recordamos”, comentó.

Afirmó que luego del juicio, creyó en el arrepentimiento que Di Leoni confesó abiertamente, pero confiaba en que cumpliera la condena en la cárcel.

“La gente no acepta que los jueces se rían de la ley y en lugar de imponer una pena de 20 años pongan una de dos o falta de mérito. Eso fue lo peor de todo, la impunidad que se desarrolló para favorecer a Di Leoni y compañía”.

“Procesaron solo a Di Leoni y a la mujer, pero los otros quedaron como si no hubieran participado, eran coautores porque Roque no fue a traer las armas solo”, añadió.

Al Día trató de conversar con Julieta, y con el hijo, Francisco. Ninguno quiso referirse. Cuando se le buscó en su casa en Zapote, Calderón dijo que Di Leoni “está muy enfermo, en silla de ruedas y aún con el tumor”.

Di Leoni está en su casa desde el 15 de junio de 1992, cuando el Juzgado Ejecutor de la Pena acogió un incidente por enfermedad. Se argumentó que padecía un tumor maligno que ameritaba tratamiento.

Según los cálculos, permaneció tres años y dos meses en prisiones como La Reforma y San Sebastián.