Pido la palabra

El guaro es para todos

“Los hombres ya no damos, ya no podemos tomar más”, afirmaba el doctor Abel Pacheco en el documental “La cultura del guaro”, que me tocó realizar hace como tres décadas. “Lo malo –agregaba– es que ahora están tratando de conquistar a las mujeres. En los supermercados, ofrecen regalar una pachita de alguna bebida con la compra de una taza y un pichelito, con lo cual el ama de casa se lleva el guaro para la casa”.

Resulta que ahora no solo se lo llevan para la casa, sino que lo andan al volante, de acuerdo con el gran número de partes que están haciendo a las mujeres ebrias, según nos informan las autoridades de Tránsito. Antes, los machistas afirmaban que el guaro era cosa de hombres. Sugiero que se den una vuelta, de día o de noche, por alguno de esos bares juveniles que pululan por muchas localidades del país. Verán que el número de muchachas tomando es igual, o mayor, que el de los muchachos. Por tanto, de acuerdo con la equidad de género, se puede afirmar que el guaro es cosa de hombres y de mujeres.

Muchas veces me he puesto a pensar lo hermoso que sería que las mujeres alcanzaran la igualdad en el trabajo, las remuneraciones y el estudio; que tuvieran el mismo acceso a la información y no fueran víctimas de agresión sexual ni de ningún otro tipo, ¡y qué sé yo!, todo aquello por lo que tan justamente están luchando, pero que no repitieran los errores de los machos. Mas, por lo visto, cultura es cultura, y guaro es guaro. ¿O no?