Afirman que tienen “cuerda” para rato
Chiquillos con más de 80
Un cirujano, una pintora, un sacerdote y una nadadora Alejandro Arley Vargas aarley@aldia.co.cr
Reconozco que después de conocer sus historias, me da mucha vergüenza recordar la última vez que dije: “Estoy muy cansado por el trabajo”.
Entre todos ellos suman 339 años y con eso le digo todo.
Luego de compartir el ritmo de vida que llevan estos cuatro octogenarios, mis humildes 26 salen perdiendo... y por goleada.
En persona, solo conocía a doña Julieta Brenes, nadadora de 81 años que me deja con la boca abierta cada vez que realiza un clavado en la piscina.
“Cuando necesito un médico, ahora me atienden mis alumnos. Me gusta verlos trabajar”. Longino Soto, Cirujano Cardiovascular
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A los demás, les hablé hace unos días para ver si se apuntaban a la locura de repasar más de ocho décadas de anécdotas.
Longino Soto Pacheco, a sus 83 años tiene más de 45 mil cirugías a cuestas y aún pasa “de cabeza” en los quirófanos manejando personal y dando consulta privada todas las semanas.
El padre Santiago Núñez sigue dando misas, confesando y haciendo sus mandados en el centro de San José como siempre. Está por cumplir 90.
Y doña Erna Bolaños... sigo creyendo que me engañó cuando dijo que tiene 86. Más de uno quisiera verse así cuando ese gran número se le asome en el espejo cada mañana.
Canas, sueños y mucha nostalgia. Aunque en su piel las líneas gobiernan, estos chiquillos de 80, no “se arrugan” con nada.
Nadie lo saca del quirófano
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“Deseo trabajar y ser útil con lo que yo sé”. Alexánder Otárola
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Longino Soto Pacheco, 83 años
17 de mayo. Perdió la cuenta cuando llevaba 45 mil cirugías y de eso ya pasó una década. En la pared de su consultorio privado, en Guadalupe, no cabe un título ni reconocimiento más a sus 60 años de carrera. “Pasá muchacho”, me dice entre risas, pues está acostumbrado a las entrevistas.
Longino Soto Pacheco, jefe de Cirugía del hospital México, se levanta entre semana a las cinco de la mañana, desayuna con calma y a las siete ya está en sesión analizando casos. Opera dos veces por semana. “Hoy hice una cirugía a corazón abierto. Fue un cambio de la válvula mitral. La experiencia de tantos años da mucha confianza para hacer estas cosas todavía”, asegura reclinado en la silla.
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Cuando estudiaba medicina. Reproducción Herbert Arley
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Por cierto, ¿ya mencioné que tiene 83 años de edad?
Todas las tardes, revisa a los pacientes en recuperación y a eso de las 4 p.m. llega a su consultorio, al costado sur de la Clínica Católica, donde trabaja hasta casi las 6:30 p.m. Le brillan los ojos cuando repasa sus principales logros, como hacer el primer trasplante de corazón en Centroamérica y el Caribe en 1991. “Me acuerdo mucho de Juancito (Rueda)”, afirma mientras ve su foto con detenimiento.
“Mientras pueda hacer lo que hice hoy (la cirugía), voy a seguir en esto”, dice sin temor.
¿Y el secreto?
Según Soto, para una larga vida, bastan cosas sencillas. “No fumar, hacer ejercicio, trabajar y fijarse metas le ayuda a uno a alcanzar estas edades”, comenta. “Usted que ha visto tantos corazones, ¿ya sabe cuál es la cura para el mal de amor?”, pregunto en son de broma.
“Diay, ¡casarse hombre!”, respondió de inmediato.
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Da misas, confiesa y hace mandados en San José
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El padre Santiago Núñez Vargas es uno de los sacerdotes de mayor edad en el país. Nació en 1917. Abelardo Fonseca
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Padre Santiago Núñez, 89 años
17 de mayo. Cumple los 90 en agosto, pero con el buen ánimo que tiene siempre, da misas, confiesa, hace sus mandados en San José, saca a pasear a su perro Popeye y “devora libros” de la surtida biblioteca que tiene.
El padre Santiago Núñez adora su natal Pacayas, en Cartago, y asegura que es el mejor lugar de Costa Rica. “Estoy leyendo el Evangelio, pero pase”, me dice cuando entro a la sala de su casa en Zapote.
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Conoció al papa Juan Pablo II en el año 2000. “Fue una experiencia maravillosa”, asegura. Reproducción Alejandro Arley
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Pocos minutos después, las historias abundan. Fue piloto y agricultor, estudió y trabajó en Estados Unidos, dio clases de religión, dirigió colegios y fundó varias cooperativas, incluida una de vivienda. Se cuida de la diabetes y asegura que el secreto de la longevidad está en el buen humor. “No le doy atención a los males ni preocupaciones, como de todo, no tomo licor ni fumo”, explica.
“Mi vejez no ha sido difícil, eso depende de cada persona. Yo trato de ser optimista, buscarle el lado bueno a las cosas”, añade. Tanto es así, que hasta escribió un libro de chistes bajo el seudónimo de Jacobo Nuvar. “Algunos son coloradillos”, confiesa sin sonrojarse.
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Quiere ir a otro mundial máster de natación
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Doña Julieta participó el año pasado en el Campeonato Mundial Máster en Estados Unidos. Abelardo Fonseca
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Julieta Brenes, 81 años
18 de mayo. Después del estiramiento y calentar, se echa un clavado como cualquiera de las chiquillas que llegan a la piscina Silvia Poll en Plaza Víquez.
Costurera de oficio y con una mano privilegiada para la repostería, doña Julieta Brenes, de 81 años, deja botado al que sea en una competencia de 400 metros libres. De hecho, tiene el récord latinoamericano en su categoría.
“Me encantaría ir al Mundial de Australia el próximo año”, comenta sonriente, aunque sabe que eso depende el patrocinio. “Quisiera ser como ella”, afirma Yarlyn Vargas, de 21 años.
“Siempre soñé con nadar, pero jamás imaginé que iba a competir y a conocer tantos países”, afirma con nostalgia. Su máximo orgullo no son las medallas, sino ver a sus hijos casados y con profesión. “Nadaré hasta que Dios diga”, sentencia.
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La vejez no es aburrida
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La actividad física es importante para los adultos mayores. Doña Julieta lo sabe bien. José Rivera
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Involucrarse en grupos de baile, teatro o ejercicios, asistir a talleres, leer o simplemente hacer tareas diarias en el hogar, son cosas que ayudan a los adultos mayores a mantenerse activos
Zaida Esquivel, trabajadora social de la Asociación Gerontológica Costarricense (AGECO) aseguró que hay muchos estereotipos en torno a la vejez. “Es una etapa normal, duele que marginen a las personas que no pueden hacer cosas solo porque ya tienen más de 60 años”, dijo. “Las actividades hay que complementarlas con una actitud muy positiva y el apoyo de los familiares y amigos”, añadió Esquivel.
AGECO tiene grupos de adultos mayores en todo el país. Da cursos y capacitaciones en áreas como inglés y computación. Los interesados en los cursos o en integrarse a alguno de los grupos pueden comunicarse a los teléfonos 221-0310 y 222-0032 de AGECO.
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“Yo no puedo quedarme quedita”
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Doña Erna es toda una artista con el pincel. Herbert Arley
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Erna Bolaños Varela, 86 años
18 de mayo. En la mesa hay varios de sus cuadros, entre ellos un paisaje que invita a relajarse y no pensar en nada.
Graduada en bordado a máquina, también hace manteles, sabe pintar en cerámica y, como dice ella, no puede quedarse quedita. Este año, Erna Bolaños, cumplió, literalmente, sus 86 abriles. Al ver su rostro, juro que me costó creerle cuando me dijo la edad, pero cuenta que así le pasa con todo el mundo. “De 66 años no paso, y yo les digo que calculan bien, que lo dejen así”, bromea.
Amante de la pintura, todas las semanas va a clases con otras adultas mayores. “Soy la abuela del grupo”, afirma. Pese a que le han hecho reemplazos de cadera, no se aguanta las ganas de bailar y hacer oficio. “Soy feliz, me encanta lo que hago. Estar ocupado es bueno, no me gusta estar de vagabunda”, dice mientras me ofrece galletas.
Doña Erna está casada con Franco Meléndez desde hace 54 años. Él está recién estrenado en los “ ochentas” y es consciente de que su esposa es hiperactiva. “Como todos los viejo, añoro muchas cosas de antes”, expresa en un tono nostálgico.
Recuerda sus tiempos de basquetbolista en el Colegio de Señoritas y está convencida de que ver a sus hijos realizados es su mayor satisfacción. “Todo valió la pena”, concluye.
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