Testigo de Cambio
Riquezas del Caribe Miguel Salguero
A propósito de una gira por el Caribe en 1964, recordamos haber leído en el Diccionario Geográfico de Félix Noriega, a finales del siglo XIX, el vaticinio de que todo lo que nosotros descubrimos sería un verdadero emporio cuando se habilitaran las vías de comunicación terrestres y acuáticas.
Noriega criticaba la explotación de la tierra por el método tradicional, y tenía razón en cuanto a la riqueza, pues, por fortuna, nunca llegó, ni llegará, Dios mediante, una carretera a este lugar.
Y es que los pescadores, quienes habitan en unos pocos ranchos y casas en Barra del Colorado y Tortuguero, han encontrado en el turismo una riqueza enorme.
Por ejemplo, en Tortuguero hay numerosos hoteles y pequeños negocios de venta de recuerdos y restaurantes, y se vive en un ambiente bucólico, el cual se queda grabado en el visitante, como un mensaje de que vivir en paz con la naturaleza es aún posible.
Mas no todo era miel sobre hojuelas en el citado viaje: en cierta ocasión observamos cómo flotaban inmensas balsas con troncos de cativo rumbo a un aserradero, pero esto no hizo mella en nosotros y, gracias a la promulgación de la Ley de parques nacionales, el tesoro del Caribe Norte es un auténtico bálsamo para el visitante.
Las tortugas hoy están más protegidas. Y un dato curioso: en Tortuguero, aparte de un “chapulín”, no existe un solo vehículo automotor. Por eso los hoteleros se encargan del transporte y, además, de llevar a los visitantes por los canales y encaminarlos al cerro Tortuguero, el único en toda la costa norte.
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