Nuestro amado fútbol
El fútbol no es de marionetas Amado HIDALGO
Los presidentes de los equipos mexicanos dieron el visto bueno a un Código de Ética de los Seleccionados, a instancia del técnico Hugo Sánchez. Eso le permitirá no volver a convocar, al menos por un tiempo, a jugadores como Pável Pardo y Ricardo Osario, por negarse a asistir a la pasada Copa América.
Los dos son pesos pesados en el balompié azteca y, sin embargo, el respaldo ha sido casi unánime para Sánchez, quien también tiene diferencias con hombres de la talla de Carlos Salcido y Rafael Márquez.
En cambio, acá los dirigentes esperan que los técnicos -incluyendo al seleccionador- tengan un comportamiento de marionetas. Los directivos quieren hacer las alineaciones y pocas veces respaldan la labor del técnico, aunque sea evidente que la falla está en la calidad de los futbolistas o en liderazgos mal llevado.
A Jorge Luis Pinto lo botaron de la Liga un grupo de jugadores, apoyados por la miopía de unos dirigentes que no supieron respaldar el trabajo serio. Desde entonces han ido en picada.
La historia reciente del futbol local está lleno de episodios similares. El último es el de Luis Diego Arnáez.
Después de llevar a Puntarenas como técnico al título de UNCAF y al subcampeonato nacional lo han despedido por “rebelde”.
Llama a reflexión y preocupa también, el caso del presidente de la Fedefútbol, Eduardo Li. Se dejó decir que el técnico nacional no debe continuar con los experimentos de jugadores.
Algunos aplauden su “invitación”, yo la deploro. El entrenador debe ser libre para tomar sus decisiones, así como valiente para afrontar las consecuencias. En ningún caso deben estar precedidas por “sugerencias” envueltas en papel de despido.
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