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 Vivir H O Y Domingo 28 de octubre, 2007, San José, Costa Rica.
   

Sexo y más

Ternura en la intimidad

Los momentos de pareja no obligan a terminar en la cama

Carmen Aybar

Psicóloga con estudios en sexualidad humana

Al hablar del comportamiento sexual o de la sexualidad, es casi imposible separar los factores psicológicos y socioculturales, que marcan y condicionan la psicología tanto de varones como de mujeres.

La ternura se puede definir como todas aquellas expresiones tanto físicas (de piel) como atenciones de afectos tales como: llamar por teléfono, regalar un chocolate y en el mundo cibernético enviar un mensaje de texto o un mensaje por Internet. Pero más que todo eso, es ser un buen escucha, una persona que gusta del diálogo y comunicación.

Es también ternura hacer cosas en pareja a solas, poder entretenerse solo por el hecho de estar juntos. Reírse por pequeñeces y llorar si hay que acompañar a la pareja en el dolor. En este país, las parejas tienden a salir acompañadas, en grupos con otras parejas en donde la interacción cara a cara se ve imposibilitada y tener privacidad también.

Es ternura andar de la mano, abrazarse, besarse con pasión, jugar con los pies debajo de una mesa... todo lo anterior se practica claramente en el contexto donde no hay coito.

¿Tiene dudas?

Envíe sus consultas a la experta Carmen Aybar en aldia.co.cr o a la dirección de correo electrónico: carmenaybarg@gmail.com

Todas estas experiencias se viven más claramente en el noviazgo, pero lastimosamente, una vez que se convierten en pareja, donde viven juntos, se da vuelta a la hoja y todo pasa al área genital, y la erotización se practica desde el inicio. ¡Qué triste experiencia!

¿Qué pasó con la ternura? En mi consultorio las parejas llaman “ternura” a darle una nalgada a la mujer mientras cocina o lava los platos. Pero lo peor comienza cuando van a la cama y empiezan por acariciar los senos y pezones, para luego meter las manos por los calzones o calzoncillos.

¿Será esto ternura? La verdad es que con esta conducta se ve la máxima expresión de la genitalización de la sexualidad y deshumanización de la misma.

En mi trabajo profesional me encuentro con muchas parejas ya casadas, que al acostarse la mujer se va para la esquina, o espera que su pareja se duerma o dice que le duele la cabeza, para evitar que al ser abrazada él vaya directamente a zonas eróticas.

Y es que es muy desagradable tener que dejar de lado el acercarse a su pareja y poner la cabeza en el hombro para que el otro lo interprete como una aproximación sexual o coital y no un interés por solo ser acariciado en los brazos, cachetes y espalda sin insinuación de genitalidad.

Lo mismo ocurre cuando el compañero o compañera se acerca y es en este caso que el otro interprete: “ya viene, mejor me hago el dormido”, mientras su pareja está esperando la ternura.

Qué doloroso es ver cómo las parejas dejan de lado la ternura y en la cama las repercusiones son graves, ya que la piel va perdiendo sensibilidad y da una sensación de “una vez más...”, “qué pereza...” ¿Se dan cuenta por qué la ternura es también sexualidad?

Los invito a este recorrido por la ternura, por aproximarse a la piel sin genitalizarla. Todos los seres humanos tenemos áreas del cuerpo, además de los genitales, para ser acariciadas.

Foto: 1775956
Ilustración: Byron Moreno

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