Antonio Alfaro
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La Liga va a jugar de casita, pero es mucho más difícil que un juego de niños: enfrentar a Brujas en la pequeña cancha del ST Center, en Aserrí.

Es el campo más pequeño del campeonato nacional, definido jocosamente como “una cancha para niños” por el técnico Mauricio Montero, quien ya tuvo la experiencia de visitarla con Carmelita. ¿Sería su reacción por la derrota de 2-1?

Si le echamos un vistazo a las dimensiones de la gramilla bruja, más allá del resultado, vemos que el “Chunche” no exageraba.

Con 61,5 metros de ancho es la cancha más angosta del campeonato nacional. Sus 90 metros de largo también la convierten en la más corta del torneo.

En total, tiene 5.535 metros cuadrados de superficie, mucho más pequeña que el Ebal Rodríguez de Guápiles (6.594), el Lito Pérez de Puntarenas (6.500) y ni qué decir que el Morera Soto de la Liga (7.500).

Sin duda los manudos podrían sentirse incómodos, como queda claro al comparar el Morera Soto con la provisional sede de Brujas, mientras los jugadores del cuadro capitalino dicen estar ya acomodados a su nueva sede, donde entrenan a diario.

“Aquí somos capaces de desarrollar nuestro juego y también de complicar a los rivales”, había señalado Geiner Segura, después del juego ante los carmelos.

Los alajuelenses saben que no será fácil, pero esperan encontrar los espacios necesarios.

“No estamos acostumbrados, pero hay que jugar ahí”, comenta el manudo Pablo Herrera. Como lateral, no tendrá mucho espacio para su juego por la banda. “Pues sí, se junta mucha gente”.

Pero espera que la Liga sepa resolver el embrujo. “Hay que tocar rápido. También estar muy bien parados”.

Ojo, hubo un muerto

Tres costados de la cancha bruja están rodeadas por muro, a escasos metros del terreno, un peligro latente, según nos advirtió ayer el fallecimiento de un jugador en Croacia, que pegó su cabeza contra una pared de hormigón cercana a la línea lateral.

Se trata del futbolista del Zadar, Hrvoje Custic, quien recibió una falta, dio unos pasos y tropezó, yéndose contra el muro. El dirigente Igor Stimac culpó a los dirigentes federativos, por haber permitido que se jugaran partidos en el estadio Stanovi.