AFP y EFE.- Fiel a su reputación de luchadora, Hillary Clinton, perdedora de la interna demócrata después de una batalla épica, estará al frente de la diplomacia estadounidense, tras ser designada Secretaria de Estado por su antiguo rival, Barack Obama.
La senadora, considerada durante mucho tiempo la favorita en la carrera a la Casa Blanca, es conocida por tener una fuerza de carácter fuera de lo común.
Para sus partidarios, su nombre está asociado a los años de prosperidad de la presidencia de Bill Clinton (1993-2001), pero, además, a la exprimera dama se le reconoce por ser inteligente, calculadora, atenta y firme.
Dada por caída cien veces, se levantó cien veces con energía renovada. Hillary Clinton, nacida el 26 de octubre de 1947 en Chicago, llegó a la política con las protestas contra la guerra de Vietnam y, después de convertirse en una de las primeras damas más influyentes, pasó a ser senadora de Nueva York.
En su juventud, siguió la línea conservadora de su ambiente familiar y llegó a presidir la organización estudiantil republicana de la universidad Wellesley College.
Pero la lucha en pro de los derechos civiles la comenzó a mover hacia los demócratas durante sus años en la Facultad de Derecho de Yale, donde fue una estudiante brillante y conoció a un hombre sureño prometedor, Bill Clinton.
Se casó con él en 1975, aunque en un gesto de independencia mantuvo su apellido de soltera, Rodham, tras el nombre de pila.
Fue la primera mujer socia del bufete de abogados Rose y entró dos veces en la lista del “National Law Journal” de los 100 mejores letrados del país.
Al mismo tiempo, desempeñó las tareas de primera dama en Arkansas durante los 12 años que su marido fue gobernador. Y en 1993 se mudó a la Casa Blanca.
Con sus cabellos rubios, su mirada azul y sus trajes de chaqueta, esta brillante abogada, madre de una mujer de negocios de 27 años, Chelsea, trabajó largo tiempo a la sombra de su marido y tuvo que soportar la humillación pública del sonado escándalo Lewinsky.
A Clinton le esperan grandes desafíos al frente de la diplomacia estadounidense. Ella misma había resumido la situación durante la campaña: “El próximo presidente heredará dos guerras, una larga batalla contra el terrorismo y la tensión creciente con Irán”.
Equipo de primera
Junto a Hillary, la segunda figura más importante en el Gobierno de Obama será Robert Gates, quien continuará al frente del Departamento de Defensa.
Gates ha trabajado en las administraciones de seis presidentes distintos. Con 65 años, ha sido el principal estratega de la guerra en Iraq y, al asumir el cargo en Defensa, en el 2006, no dudó en decirle al Senado que no estaban ganando el combate.
Gates, quien fue director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), nació el 25 de setiembre de 1943. Se licenció en Administración de Empresas, es máster en Historia y doctor en Lengua e Historia de Rusia.
Una vez que ingresó a la CIA en 1966, donde tuvo varios cargos, fue oficial de inteligencia nacional para la Unión Soviética. En 1974, entró al Consejo de Seguridad Nacional y asesoró a los expresidentes Richard Nixon, Gerald Ford y Jimmy Carter.
En 1991, asumió la dirección de la CIA con el reto de remodelar el espionaje, tras el final de la llamada Guerra Fría.
Ahora, con Obama, será el encargado de poner los cimientos para el final de la contienda en Iraq, que ha provocado desde que comenzó, en el 2003, la muerte de 4.000 soldados estadounidenses.
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