Érika Nahrgang / Productora

Sigue su propia estrella

Erika está ansiosa de volver a la ‘tele’, ahora como productora de “7 Estrellas”

Érika Nahrgang es mucho más que un rostro de portada. Sus ojos color cielo y sonrisa perlada son solo el adorno de un espíritu aventurero que no le huye a los retos ni a los reveses que la vida nos tiene preparados.

Para ella “cualquier día es bueno para empezar una nueva vida”. Quizá fue gracias a esa misma lección que sin titubear aceptó un nuevo reto profesional: asumir las riendas del espacio “7 Estrellas” a partir del 1° de febrero.

La producción siempre ha sido su pasión y la oportunidad tocó a su puerta en el momento indicado. Ella nunca dudó que así sería, aunque no sabía cuándo ni cómo.

“Me preparo con alegría, positivismo, entusiasmo y agradecimiento a Dios”, asegura Érika, quien pese a no ser una fiel amiga de la pantalla chica, tiene en sus manos la ventaja de un currículum de primera, el cual la ha llevado a pasearse por programas de televisión, campañas publicitarias, certámenes de belleza y hasta largometrajes realizados en Costa Rica como “Funny Money”, con Chevy Chase.

Siendo muy jovencita y mientras experimentaba la sensación de estar frente a una cámara (en el fallecido canal TVA) descubrió que la producción era su verdadera vocación. Esta le ayudó a convertirse en una mujer que resuelve, que no se complica y que se adapta.

La emoción por pisar esos terrenos de nuevo le quita el sueño y cuenta los días para que la primera hoja de ese calendario caiga pronto.

“Sé que mi principal reto es continuar la grandiosa labor que han realizado Mariamalia Jacobo y su equipo en este tiempo”, afirmó la nueva jefa de “7 Estrellas”.

Por ahora su mayor preocupación es mantener y mejorar el espacio. Convertirse en una figura pública de nuevo no es un tema que le preocupe.

“He aprendido a fluir con las circunstancias y adaptarme a las situaciones que nos presenta la vida”, declaró.

Cree en todo

Sus anhelos de juventud han tomado una forma más simple. Hoy, según ella, sus sueños tienen una esencia espiritual y tiene metas claras: Lograr el balance en su vida, crecer espiritualmente, apreciar todo a su alrededor y tener el tiempo de viajar. No hay sueños pendientes, porque estos dejaron de ser prioridad.

Está convencida de que los seres humanos estamos en este mundo para aprender y crecer mediante todas las experiencias que nos pone el destino.

Esa es una de las enmiendas que trata de no olvidar tras enfrentar un divorcio y un posterior embarazo, el cual por cierto, es la bendición más grande que ha tenido en toda su vida.

“Ahora soy una mujer más serena y práctica. Tengo un gran agradecimiento con Dios y con la vida por esta oportunidad de ser madre”, mencionó emocionada al revivir en su memoria la imagen de su pequeña Krystel, de 6 meses de edad.

A los treinta y tantos años vividos, su fe en todo sigue intacta y asegura “Creo en Dios, el karma, el Dharma, en la causa y efecto, en el poder de la intensión al hacer las cosas”, explica con calma.

Cada etapa de su vida ha tenido momentos difíciles y de estos trata de aprender.

“Lo que era un huracán en la adolescencia hoy ni siquiera sería un aguacero. Lo que para mí pudo ser una tormenta hace un año puede que hoy sea como el viento”, dijo con toda seguridad Erika, quien está segura de que las piezas que conforman el rompecabezas de su vida aparecerán cuando tengan que hacerlo y en ella está el saber reconocerlas a tiempo.

Sueño cumplido Desde hace seis meses el corazón de Érika se embargo del amor más grande de su vida: el que siente cada vez que mira a Krystel. Ella, al igual que muchísimas mujeres, es madre soltera, sin embargo fue una decisión que no pensó dos veces. “Lo consulté con mi familia para pedirles el apoyo que hoy tanto aprecio”, dice Érika, a quien su hija le cambió no solo su vida, sino la sensibilidad y hasta el sentido de pertenencia. Ella es una mamita chineadora. Trata de enseñarle a Krystel a ser una bebé independiente, a la que rodea de música y hasta de melodías entonadas con su voz. Érika asegura que su pequeñita es un ángel. Duerme mucho, es muy sanita y se porta muy bien. La productora cuenta que vivió los temores de las madres primerizas. “Las primeras semanas me levantaba cada vez que hacía un ruido”, recuerda. Reorganizar su vida tampoco ha sido un problema mayor. Cuenta con la ayuda de su madre (doña Pilar) quien cuida a Krystel, y de quien Érika está segura su hija aprenderá el respeto, la compasión, el amor por todas las criaturas, tal y como ella lo hizo cuando crecía. Aunque la productora es muy feliz no considera la idea de tener otro bebé.