Karol Hernández, Señora Costa Rica 2008

Ahora es doña toda

La vida da revanchas y esta guapísima mujer supo esperar el momento ideal para saldar una deuda del pasado. Ahora, ella será embajadora de la belleza nacional en el certamen Señora Mundo

El título de la señora más bella del país cambió de manos, y una nueva reina floreció frente a nuestros ojos. Superando a 14 sorprendentes candidatas, Karol Hernández Quesada tocó la cima y se convirtió desde el pasado 24 de enero, en la Señora Costa Rica 2008.

Su porte y su carisma encandilaron al jurado internacional, que le dio el boleto para representarnos en el certamen Señora Mundo, a realizarse en abril en un país del continente europeo, aún por definir.

La victoria le llegó en el momento justo y significó un desquite personal, al compararlo con la experiencia que le dieron concursos pasados.

Esta ama de casa participó en el 97 en Tica Linda y un año después probó en el Miss Costa Rica Intercontinental, pero la suerte en ese entonces no estaba de su lado.

Curiosamente, en ambos certámenes pudo meterse en el grupo de finalistas, pero luego veía de lejos la corona.

“Tal vez no fue mala racha, sino que en ese momento a la que le tocaba era a ellas. Siempre llegaba hasta las finalistas y de la pregunta no pasaba. Ya uno después con madurez entiende que esos no eran los que me tocaban, era éste (Señora Costa Rica) el que era para mí, en mi mejor momento”.

La sensación de quedar nuevamente en el camino apareció como un fantasma, en la mente de Karol.

“El susto fue cuando iban a escoger a las cinco, me dije: ¡Ay! no puede ser que este sea uno más, que quede aquí. Fue el momento más crucial, el de más tensión. Ya luego no me lo podía creer”, comenta.

Pero, ¿cuáles cualidades la hicieron ganadora?

“Seguridad en mí misma, mucha proyección, y reflejar que sabía que lo estaba haciendo bien. Me sacrifiqué para dar lo mejor de mí, consideraba que me merecía la corona. La competencia estaba muy fuerte, habían mujeres muy bonitas pero puse alma y mucho corazón”, dijo la vecina de San Francisco de Dos Ríos.

Con otros ojos

Para Karol subirse a las pasarelas no es nada nuevo, ya que desde que tenía 7 años ingresó a una academia de modelaje, y trabajó con varias marcas reconocidas hasta cumplir 19.

Su retiro de ese ambiente ocurrió un año después, cuando decidió contraer matrimonio.

De ahí en adelante todo cambió, y en vez de lucir su belleza en el exterior, lo hacía en su interior, proponiendo una manera diferente de ser modelo, ahora no sobre una pasarela, sino como una esposa modelo, una madre modelo, es decir, un ejemplo de mujer.

“Quería como un descanso, y además, dedicarme más a mi esposo y los planes del bebé. Siento que pasé de ser modelo soltera para marcas... a ser una modelo de casa. Que la gente se diera cuenta de la solidez que hay en mi hogar”.

Incluso bromea con que sus amigos le metían carbón diciéndole “Karol ¿porque no se mete a un concurso? Vea que se está desperdiciando”, a lo cual les respondía de una sola forma: “Dejen que estoy en mi etapa de modelo de casa”. Simplemente no era su momento, y la verdad supo esperarlo.

¿Quién dijo miedo?

Esta hermosa mujer no tiene ni pizca de temor en mostrarse en traje de baño.

Si bien es una señora, tiene con qué dejar quijadas por los suelos. “No me acompleja ninguna parte de mi cuerpo, le doy gracias a Dios por lo que tengo.

Si sos una persona conservadora, así te van a ver, si eres escandalosa, exhibicionista, eso reflejarás”.

Ahí donde la ven, su cuerpo es 99.9 por ciento natural, y eso se debe a que esta amante de las ensaladas aclara que a excepción de las uñas y el cabello, que es teñido, lo demás creció con ella.

“El único bisturí que ha conocido mi cuerpo fue el de la cesárea de mis dos hijos”.

El tema de las operaciones no la desvela, y las ve como una bendición para las personas que recurren a ellas con el fin de remediar una malformación, o bien, para quitarse o restarse algo que las haga sentirse incómodas. En su caso aclara: “No me cambiaría nada”.

Sus planes ahora, además de prepararse fuerte para la competencia internacional, se centra en tres cosas: Hacer crecer la empresa que su esposo administra, un taller hidráulico automotriz y una tienda de accesorios para auto, continuar con su crecimiento espiritual, y realizar su sueño de hacer casa en un lote que tiene en la playa.