Así es la vida
Antes de la playa ¡al gimnasio! Mauricio Astorga Actor
Esta semana regresé al gimnasio y les juro que me duelen hasta los músculos que ni siquiera sabía que existían.
Creo que no hay persona que, aunque sea una vez en la vida, no haya tratado de ponerse en buena condición física.
El entusiasmo dura aproximadamente… un día.
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Sobre todo cuando se va de vacaciones a la playa y al ponerse su traje de baño descubre una inquietante “panza birrera”, quizá producto de la Navidad... o de varias navidades acumuladas.
Entonces viene la desgastada frase: “me voy a poner a hacer ejercicio”.
Acto seguido buscará los “chuicas” más cómodos que tenga en la casa, con los que probablemente se verá como un mamarracho –lo digo por experiencia– y se irá al “gym”, como le dicen ahora.
Al día siguiente de iniciar con sus ejercicios, cuando le duelen hasta los dientes, decide quedarse con su panza chicharronera que tanto dinero le ha costado.
Reconozco que soy uno de esos. Yo ya me he inscrito como en seis gimnasios.
Y ni hablar de los que se compran la bicicleta estacionaria, que al mes, se convierte en el “chunche” más estorboso de la casa. O los que se compran tenis con un chip incorporado para medir la temperatura, la presión y hasta los latidos del corazón y después sólo los usarán para ir a “nenear” al Mall.
Si usted está en la etapa atlética de la vida, no afloje. Llénese de ganas y siga con los ejercicios. Su cuerpo se lo agradecerá.
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