Lázaro Malvarez
Periodista

Pese a tener una planilla de $138 millones en la que sobra el talento, los Mets de Nueva York pasan con más pena que gloria en las Grandes Ligas y sus seguidores comienzan a perder la paciencia y piden la cabeza del manager Willie Randolph.

Pero el timonel, no es el único responsable de la crisis de una novena que el año anterior estuvo cerca de ser protagonista y terminó en decepción. Razones internas y otras fuera del alcance de los neoyorquinos los tienen en la cuerda floja.

Las lesiones de dos de sus estrellas del montículo: el dominicano Pedro Martínez y el cubano Orlando Hernández se hace sentir. Martínez tuvo una corta aparición antes de lastimarse y “El Duque” ha visto todos los partidos por televisión.

Con un cuerpo de lanzadores diezmado y que no logra preservar las ventajas, algunos enfilan sus baterías contra Johan Santana, el fichaje estrella; pero si bien es cierto que el venezolano no ha sido el pitcher súper-dominante de temporadas anteriores, su marca de seis victorias es muy destacada.

La ofensiva es uno de los puntos flacos de los Mets, que marchan en el cuarto lugar de la División Este de la Liga Nacional con una marca perdedora. Pocos bateadores promedian por encima de los 300 y su mejor hombre Ryan Church marcha con apenas 309.

Mientras la nave de los Mets avanza con rumbo desconocido, tres equipos de su división: los Marlins de Florida, los Filis de Filadelfia y los Bravos de Atlanta viven una excelente campaña.

Tras la estrepitosa caída del 2007, una de las más grandes en la recta final de una campaña de Grandes Ligas, los seguidores de los Mets esperan que se acabe la mala racha y puedan tomar aunque sea el último vagón rumbo a la Serie Mundial.