Isaac Lobo
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Krystel Byers está muy feliz y la razón es que se casará el año próximo con su flamante novio, el empresario Adam Silverstein.

“Me caso. Este amor no tiene nada que ver con lo que viví antes. Son muchas sensaciones nuevas”, comentó Byers, quien decidió darle una oportunidad más al matrimonio.

El estadounidense, dueño del bar Privé en Escazú y quien también tiene negocios en bienes raíces, le regaló un costoso anillo de compromiso con tres diamantes.

“En realidad son dos anillos, uno me lo regaló en Punta Islita el 6 de abril: agarró un mecatillo y lo hizo, llegó al cuarto donde estábamos, yo me estaba lavando los dientes, se hincó y me lo propuso... yo no podía ni hablar”, recuerda la rubia.

Con este gesto, la modelo se llevó la sorpresa de que el “juego” era de verdad.

“Me invitó a su casa en Villa Real en Santa Ana el 9 de abril y la decoró con flores: el cuarto, las ventanas, el armario y la cama. Un amigo de él estaba filmando todo y fue ahí cuando me dio el anillo de compromiso, yo estaba muy emocionada”, confesó.

La modelo dice sin temor que el empresario es todo para ella y que se ganó su corazón. “Es muy cariñoso y detallista y a mí me encanta porque soy demasiado chineada”. “Tenemos muchas cosas en común, nos encanta la playa, los animales y es superbromista, me paso riendo”.

Abundancia

Krystel se la pasa de lujo en lujo, su novio hace que cada día sea diferente y la tiene como una reina. Por ejemplo, para su cumpleaños (el 18 de abril) le regaló una cartera, un bolso, un teléfono y le hizo un fiestón sorpresa con todas sus amigas.

Pero no todo fue fácil para Adam, pues le costó más de un año conquistarla.

“Nos conocimos en Jacó y estuvo detrás mío mucho tiempo, pero yo no estaba preparada para ninguna relación, luego, al ver tanta insistencia decidí darle una oportunidad y me encantó”.

Hay que recordar que Byers estuvo casada con el bailarín brasileño Zeta Matos, quien falleció en un accidente de moto el 22 de noviembre del 2006, después de un desfile de Bésame.

“Ahora me estoy tomando mi tiempo, no me voy a casar a la carrera como antes, que lo hice de un día para otro”, explicó.

Aunque no tiene una fecha exacta, Byers se imagina cómo será su boda.

“Será en la playa, frente al mar, seguro en Hermosa que es mi lugar, con un vestido blanco, con flores, antorchas, una gran fiesta y un juego de pólvora. Él es judío y yo católica, pero no somos muy religiosos”.

Ahora solo queda pendiente que decida cuándo lo harán.