Allan Andino
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Puede que ella tenga cara de niña buena e inocente, pero cuando quiere saca las uñas y le hace la vida imposible a los demás.

Ese es el papel que desempeña la costarricense Mariluz Bermúdez, bajo el nombre de “Rocío”, una villana en la novela “Central de Abasto” que se transmite por el Canal de las Estrellas los lunes, miércoles y viernes a las 5 p.m.

Aunque algunos todavía se asombran de ver a esta bella rubia en la señal de cable, lo cierto es que está a punto de cumplir un año (en enero) desde que se mudó a suelo mexicano para cumplir un sueño, incursionar en la actuación.

“Estamos iniciando las grabaciones de la segunda temporada. Me divierte mucho hacer de villana, tiene mucho para experimentar. La protagonista se la pasa llorando, en cambio yo, puedo hacer diabluras y maldades”, dijo entre risas.

Cuando no tiene “llamado” –como ella dice– de parte de la producción para grabar una escena, debe acudir a clases en el CEA (Centro de Educación Artística) de Televisa.

“Uno aprende a mover y expresarse mejor corporalmente, a decir cosas con una mirada, con un gesto, a proyectar mejor mi voz, trabajar y neutralizar el acento, aprendes técnicas de teatro y ayuda a la memoria, porque te ponen a leer muchas obras”.

Algo que la ponía nerviosa, según confiesa, era cuando hacían las evaluaciones cada tres meses para medir el avance de sus estudiantes. Quienes no pasan la prueba, sencillamente se van.

“Lo viví en dos ocasiones. Sufría porque llamaban uno por uno y llegaban compañeros llorando que quedaban fuera, y yo con ese miedo”.

Otro reto fue adaptarse al estilo de vida en la capital azteca. La inseguridad, el “smog”, la comida fuertemente condimentada y hasta las incomodidades para dormir no truncaron los deseos de esta chica de 22 años.

“Al llegar aquí no aguantaba la nariz por la contaminación. Luego, el tener que dormir en un colchón inflable, de no tener absolutamente nada y poco a poco, con la novela, poder pagar un apartamento que tampoco es la gran cosa, es pequeño, todo eso te va enseñando a madurar, a ser responsable”, admitió.

Como no todo es color de rosa Mariluz también ha sido blanco de críticas en foros de Internet, que intentan ensuciar su esfuerzo, y como la niña no tiene pelos en la lengua se defiende de las mismas.

“Tengo los pies bien pegados en la tierra, tengo principios y valores y le debo respeto a mis padres. No soy de las que se dejan llevar por cosas materiales. Yo puedo lograr las cosas por mí misma y me doy a respetar”.

Ahora bien, mientras termina las grabaciones y espera un nuevo turno en otro drama, tiene muy claro dónde le gustaría verse en unos cinco años.

“Creo que sigo en México y con los piecitos buscando los Estados Unidos. Mi deseo es trabajar en alguna película grande, aprovechar lo que pueda aquí, prepararme bien en inglés y actuación para más adelante hacer ‘casting’. Y claro, también probar en el cine mexicano, que ha venido creciendo. Voy con la mira hacia allá”.

Mientras eso llega, su personaje “Rocío Barnechea” seguirá ganándose más enemistades con su actitud de chica clasista, caprichosa y rompecorazones, en la trama desarrollada en el mercado conocido como “Central de Abasto”.

Cualquier parecido con la realidad, dice Mariluz entre risas, será solo en una cosa... en la parte física.