Edgar Fonseca, Director de Al Día
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Histórica jornada de la democracia estadounidense.

La escogencia del senador Barack Obama, como su flamante nuevo Presidente, constituye toda una lección de madurez, de tolerancia y de vivencia cívica de esta sociedad.

Mis respetos para esta democracia.

Me quito el sombrero ante los miles y miles de votantes que, en filas interminables, marcaron una jornada imborrable a los ojos del mundo.

También Mr. McCain, legendario guerrero republicano, no parpadeó en reconocer el triunfo de su contendor.

Gracias por esa lección para quienes aquí reniegan de las elecciones, de sus resultados y de las instituciones democráticas.

Hay un antes y un después de la elección de Obama. Con las debidas distancias, se nos yergue como un Mandela, un símbolo de esperanza en los convulsos momentos que vive hoy la sociedad norteamericana.

Tiene ante sí una descomunal tarea de estabilización de esa primera gran potencia del orbe.

Jornada histórica en tiempos de debacle financiera. El capitalismo colapsa, sueña más de uno.

Con todos su yerros y males, nada mejor que la libertad de mercado, de iniciativa, de emprendimiento, le pudo pasar a la humanidad. Nada en comparación con el daño del centralismo, del estatismo y del autoritarismo socialista; trátese del difunto “soviet”, del castrista, en vías de extinción, del chavismo caraqueño o su séquito peronista.

Tiene miedo- El bufón bolivariano amenaza con palo y plomo a sus ciudadanos si le niegan el voto en las elecciones regionales del 23 de noviembre. Esa es la “democracia de las calles” que tanto admiran algunos por acá.