Antonio Alfaro, periodista
analfaro@aldia.co.cr

Michael Jackson se debe estar jalando de los pelos: hoy está de moda ser negro.

Bromeo (por aquello de los quisquillosos), aunque tampoco andaría muy lejos de la realidad internacional. Lo justo sería decir que un negro es el personaje de moda, fenomenal, simpático para muchos, capaz de proyectar esperanza de cambio, prosperidad, seguridad, libertad...

Es la “Obamanía”, capaz de dejar sin empleo al Hombre Araña. Los Superhéroes de la pantalla grande parecen sobrar, ante este que es de carne y hueso. No me sorprendería si los niños van al “kínder” con “lonchera” de Obama. Tampoco si en Costa Rica de repente bautizan a un pequeño con el apellido del presidente electo de Estados Unidos.

Es la “Obamanía” que vende camisetas y pinta muros con su imagen, inspira tantas canciones en todo el mundo y en los más variados ritmos, desde rap, salsa, reggae y hasta tex mex, que el diario El País de España publicó ayer “El ‘Top Ten’ de Obama”.

Hoy, su condición de primer negro al mando de Estados Unidos es motivo de regocijo -me incluyo, aunque no deja de ser una nueva versión de racismo que nos simpatice por su color, además de sus muchas cualidades-. Mañana, si la humanidad sigue evolucionando, quizás en un siglo, no importará si el político es blanco, negro o anaranjado.