Miguel Salguero, periodista
redaccion@aldia.co.cr
El maquinista y el conductor de tranvía, señores de uniforme muy atildados, llegaron allá por 1899 con este medio de transporte y desaparecieron con él en 1950.
En los pueblos no había carnicerías.
La suplían algunos vecinos quienes acostumbraban, previo el aviso respectivo, matar un cerdo o una vaca a la semana y colgar la carne en alambres frente a sus casas.
El guarda fiscal, como su nombre lo indica, se ocupaba casi exclusivamente de asuntos relacionadas con el fisco pero, en ocasiones, debía cumplir funciones de policía común.
Don Juanito Mora, quien decretó el monopolio de licores en 1853, originó con esa disposición al guarda fiscal, cuyo principal oficio consistía en perseguir a los fabricantes de guaro de contrabando.
Lo hacían a base de dulce de caña que con la ayuda del agua convertían en guarapo y a este, a su vez, en “chirrite” o cususa mediante un rudimentario sistema de culebrina, estañón, garrafas y agua, más la ayuda del fuego.
Metidos en lugares escondidos, solo el humo los delataba, o algún malqueriente. Si pagaban la multa respectiva, quedaban libres; si no iban a dar a la chirola; es decir, al tabo, a la cárcel.
La policía militar nació porque algunos policías corrientes a veces olvidaban su misión de vigilar que hubiese paz y tranquilidad, y se metían en las cantinas a beber agua bendita, o se descuidaban porque se ennoviaban con las cocineras, chinas o las empleadas domésticas. La policía militar podía detenerlos.
Hoy han desaparecido no solo los “militares”, también en las calles los otros ya no se ven.
© 2008. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.