Juan Diego Villarreal
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La salida del técnico uruguayo Orlando de León, de Ramonense, era una “muerte anunciada”, su mala relación con la directiva y las tres derrotas consecutivas del club en el torneo de Invierno fueron sin duda los detonantes.
“Era una situación insostenible. Nunca tuve el apoyo general de la directiva, lo cual viene desde la Segunda División y fue un regalo de Dios que lográramos el ascenso a pesar de las diferencias económicas y de infraestructura con Grecia”, dijo De León.
“No respetaron mi trayectoria. Los directivos se metían en las formaciones y ellos están para resolver lo administrativo, como en la parte económica, donde por ejemplo hacían un buen trabajo. Lo deportivo era asunto mío”.
De León confesó que antes del partido contra el Brujas la directiva y el capitán del equipo José Pablo Fonseca dieron el visto bueno a una concentración del plantel sin su consentimiento.
Al consultarle a De León cuál fue la razón por la que siguió al frente del club poeta en la máxima categoría, a pesar de las situaciones que estaba viviendo confesó: “Fue un error quedarme dirigiendo al equipo después del ascenso. Lo hice por la afición y los jugadores, pero con la actual directiva no volveré a poner un pie en el Vargas Roldán”
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