Rodolfo Martín
rmartin@aldia.co.cr

Intervenciones telefónicas y el decomiso de 30 kilos de cocaína es lo que hoy tiene a Ricardo Alem León de regreso en la cárcel, según informaciones del OIJ y de la Policía de Control de Drogas (PCD) conocidas por Al Día.

Alem enfrenta nuevos cargos por supuesto tráfico internacional de drogas.

Al Día trató de hablar con Alem o su abogado, Manuel Campos, sobre las afirmaciones de las autoridades, sin que ello fuera posible.

El caso que llevó a su reciente captura avanzó entre el 23 de julio y el 9 de agosto, cuando el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y el Ministerio Público habrían detectado, mediante escuchas, que Alem, supuestamente dirigía una organización que, al parecer, traficaba droga a países de Europa.

Lo hacía vía terrestre a Guatemala, con la complicidad de tres hombres de apellidos Gutiérrez, Salinas y Mejía y, una mujer, de apellido López. Los dos últimos son colombianos.

¿Cómo empezó esto?

En fuentes policiales, se manejan dos versiones sobre el origen del caso.

Una asegura que todo comenzó a mediados de junio, cuando desde una oficina de la policía alemana en México se alertó a autoridades en Costa Rica, para investigar a dos personas por supuesto tráfico internacional: un hombre llamado “Alejandro” y un “Ricardo Álen”.

Este segundo nombre llamó la atención de las autoridades locales acerca de la presunta vinculación de Alem.

Ocho teléfonos celulares y uno estacionario fueron intervenidos en su caso, se informó a Al Día.

Del nombre mencionado como “Alejandro”, los investigadores verificaron que se trataba de un piloto colombiano, de apellido Mejía, que había sufrido un accidente aéreo, el 5 de mayo del 2002, frente a Moín, Limón.

La nave transportaba 325 kilos de cocaína, según la PCD.

Otra versión remite a que el OIJ investigaba, desde el año pasado, a una persona de apellido Gutiérrez por movimientos sospechosos en una cuenta bancaria, ya que carecía de la edad, profesión u oficio para generar esos ingresos.

La alerta la dio la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef). En tales pesquisas apareció, presuntamente, Alem.

Esa alerta ahora fue acumulada al expediente principal.

Más nombres

Las escuchas revelaron que la organización también mantenía contactos con otros sujetos. Uno de ellos llamado el “señor de arriba”, identificado por las autoridades como César Ciraiz Mota.

Según las investigaciones policiales, antes del 23 de julio, en una fecha desconocida, la banda –presuntamente– trajo y almacenó 165 kilos en una bodega de Alem.

Al día siguiente, según las autoridades, es cuando, al parecer, comienzan los movimientos para sacar la droga.

El 24 de julio, el sospechoso Mejía habló con “César” sobre la necesidad de mandar la “verdura” o “la fruta”, en alusión a la droga.

Más tarde, ese mismo individuo le externó a Alem su preocupación por esa orden, debido a que el envío era para la semana siguiente y carecían de carga lícita para ocultar la droga, así como una firma para sacarla. Alem, al parecer, respondió que personalmente resolvería el problema con “César”.

Alem permanecía por esos días en el cuarto 209 del hospital Clínica Católica en un tratamiento de su peso.

Alem discutió con Mejía sobre si hacer un pedido de 1.000 ó 700 piñas y, a nombre de que cuál compañía realizar la exportación para cuyos efectos contaba con dos empresas.

Mejía se comunicó también con un individuo de apellido Salinas y le pidió una carga lícita refrigerada que el grupo traería de Panamá con la idea, sospechan las autoridades, de cargarla supuestamente de droga y sacarla del país.

El OIJ mantuvo los seguimientos y las vigilancias.

El 25 de julio detectaron cuando Mejía se reunió con un individuo de apellido Gutiérrez en un restaurante de comidas rápidas, en La Uruca, donde, aparentemente, hablaron sobre el envío de frutas y verduras a Europa en contenedores refrigerados con un compartimiento para transportar droga.

Frente a las autoridades

17/04/1995

Ricardo Alem, luego de cuatro juicios, fue condenado a 12 años por blanqueo de dinero tras decomiso de $760.000

14/03/97

En la Florida, en Estados Unidos, fue sentenciado a nueve años por tener cocaína con la idea de distribuirla.

21/11/01

Volvió al país. Le reunificaron dos condenas por 21 años y dos por nueves meses. Desde el 2005 , gozaba de excarcelación.

Inspecciones y alerta

El 30 de julio, la organización, según las autoridades, tomó la decisión, de enviar dos contenedores a Guatemala.

Ambos fueron inspecionados por las autoridades en Peñas Blancas con resultados negativos. Sin embargo, la PCD descubrió en uno de ellos un compartimento que pudo haber guardado droga.

Las intervenciones telefónicas detectaron que uno de esos camiones sí transportaba droga. Tales revisiones “provocaron alerta y conmoción en la banda, dando pie a llamadas y diálogos donde las órdenes eran sacar la supuesta droga almacenada en las bodega de La Uruca, como también deshacerse de los celulares con los que hablaban.

El 7 de agosto, un tercer camión salió rumbo a la frontera norte por lo que se alertó a la PCD en Peñas Blancas.

Los oficiales descubrieron en éste 135 paquetes distribuidos, 67 en el taque de combustible del lado derecho y 68 en el izquierdo.

El camión transportaba refrescos con rumbo a Nicaragua. El chofer, guatemalteco, era de apellido Chocón. Esa droga, al parecer, era parte de la almacenada en la bodega de la Corporación Rical vinculada, por las autoridades, a Alem.

A raíz del decomiso, Alem habría recibido una llamada de un hombre con acento colombiano e identificado como Pablo quien en un lenguaje cifrado lo alertó de lo ocurrido, según el OIJ.

Incluso, le recomendó abrir la página web de Al Día para que leyera la noticia porque “salió todo hasta lo del hermano”, referido a que un hermano de Chocón ya había sido detenido antes por lo mismo. Ante esto, según las investigaciones policiales, la organización decidió sacar la droga restante guardada en las bodegas de Rical.

La captura

En ese contexto, los fiscales que coordinaban la investigación y los agentes de la sección de estupefacientes del OIJ, decidieron capturar a los sospechosos y allanar sus casas y bodegas.

La corporación Rical fue allanada y, dentro de un contenedor, guardados en un saco de gangoche, aparecieron 30 kilos de cocaína que, sumados a los 135 incautados al guatemalteco Chocón, daban un total de 165 kilos que la banda, al parecer, había traído y almacenado antes de ese 23 de julio, cuando había comenzado la operación.

La Fiscalía disponía de pruebas para detener a Alem. Volvía a prisión donde ingresó por primera vez el 4 de julio de 1988, cuando traspasó los portones de la cárcel de Heredia.