Roxana Zúñiga Quesada
Periodista
ropazu@racsa.co.cr

El cansancio de nuestro capitán, el cuento chino de los chinos, el huracán electorero que ya nos azota, la inseguridad de la gente y la estupidez al conducir…

La morrocotuda crisis en Estados Unidos, los dos candidatos a la presidencia de ese país, el resurgir del terrorismo, el sube y baja del petróleo… No sigo porque podríamos salir corriendo a tomarnos un coctelito de cicuta.

En medio de ese pantano de pesimismo surge una flor: la Sala Cuarta ordenó al Minaet frenar la explotación del almendro amarillo, árbol que es el eje principal en la vida de la lapa verde.

Esta espectacular ave está en peligro de extinción por la voracidad de los mercaderes de la madera, que con la tala le quitan casa y comida.

¡Qué alegría! Hay magistrados que sí comprenden la importancia de cuidar los recursos, de preservar el futuro y mirar más allá de la cuenta bancaria.

La directriz, tajante y directa, se da a raíz de un recurso de amparo contra el director del Área de Conservación Arenal Huetar Norte, quien en febrero del 2007 había autorizado la explotación de ese árbol.

El acatamiento de este fallo también es obligatorio para el resto de las áreas de conservación de Costa Rica. ¡Ni encontrar la fuente de la eterna juventud debería provocarnos más felicidad!

Esta resolución judicial debería llamar a la profunda reflexión al Minaet. ¿Está la Sala Cuarta haciendo su trabajo?