Allan Andino
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Era ahora o nunca. La oportunidad de escuchar a uno de los símbolos vivos de la salsa sucedió la noche del viernes, cuando a las 11:46 p.m. Willie Colón regresó a un escenario costarricense luego de 25 largos años de ausencia.

Torre Geko, contiguo al Real Cariari, recibió a muchos amantes del género, sin embargo, el sitio no alcanzó a llenar.

“Che Che Colé” abrió su repertorio de éxitos el cual hizo un recorrido por los temas de la vieja escuela hasta los más recientes como los incluídos en su último disco “Demasiado corazón”.

Entre las mesas de la zona VIP, y frente a la tarima, se armó la pista de baile mientras sonaba la lírica de “Calle Luna, calle Sol” y “Juanito Alimaña”.

Colombianos, panameños, venezolanos, puertorriqueños, uno que otro dominicano y, por supuesto, ticos, vieron cuando al “Malo del Bronx” le fue obsequiado un periódico, que ilustraba su última visita. “Hace 25 años estuvimos en puerto Limón”, recordó el artista emocionado.

Siempre junto a su compañera de mil batallas, la trompeta a su derecha, se daba su tiempo para cantar y hacer solos con este instrumento. Aquello fue como clases gratuitas impartidas por un gran maestro.

A las 12:25 a.m. se desató la euforia con las notas de “Idilio”.

Lo único que restó puntos al concierto fue el mal sonido, resentido en su mayoría por la gente ubicada atrás en zona general. El lugar no se presta para una buena acústica, al menos para eventos de esta clase.

Avanzada la medianoche apareció uno de los clásicos, “El gran varón”, coreada por todos y Colón a su vez deleitaba con pregones para rendir la canción.

Las luces se apagaron y se retiró por un instante, hasta que los salseros de corazón reclamaron su retorno a la tarima.

Esta vez no se midió y dejó lo mejor para el final, con un exquisito tributo a Héctor Lavoe recordó aquellos años dorados. Era pura salsa en crudo, emitida desde sus raíces con “El Cantante” y “Periódico de ayer”. Nos dio la 1:40 p.m. y el adiós fue inevitable.