A sus 24 años, el dominicano Félix Díaz se convirtió en el único medallista de oro del continente americano en el boxeo de los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, pero los golpes de suerte lo siguen acompañando fuera del cuadrilátero y, por el momento, se da el lujo de decirle no al pugilismo profesional.
Díaz recibió tratamiento de héroe nacional a su regreso de las olimpiadas y no es para menos; su victoria en la división de los 64 kilogramos lo convirtió en apenas el segundo campeón olímpico en la historia del deporte dominicano, después de otro Félix, Sánchez, ganador de la prueba de los 400 metros con vallas en Atenas-2004.
Gracias al oro de Pekín, el gobierno del Presidente Leonel Fernández lo premió con cerca de 200 mil dólares, fue promovido a segundo teniente de la Fuerza Aérea y varias compañías lo quieren para patrocinar sus productos.
Al campeón le llueven las ofertas para saltar al profesionalismo. Después de cada pelea en las olimpiadas le llegaban tarjetas de Don King, Óscar De la Hoya y promotores europeos con propuestas de fichajes millonarios, pero respondió con un no rotundo.
La historia de Félix Díaz no es diferente a la de muchos jóvenes latinoamericanos que han estado a punto de dejar el deporte por falta de apoyo, pero el 23 de agosto, el púgil dominicano derrotó a su rival tailandés y de paso le propinó un nocáut a las penurias económicas, al menos por un tiempo.
De rebote, otros se han visto beneficiados con la gloria olímpica del boxeador, como los habitantes de “La Javilla”, una pequeña comunidad llena de calamidades y que parece haber pegado la lotería con Díaz.
© 2008. Periódico Al Día. El contenido de aldia.cr no puede ser reproducido, transmitido ni distribuido total o parcialmente sin la autorización previa y por escrito del Periódico Al Día. Si usted necesita mayor información o brindar recomendaciones, escriba a webmaster@aldia.co.cr.