Roxana Zúñiga Quesada
Periodista
ropazu@racsa.co.cr

El argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido hasta en Marte y Plutón como el papá de Mafalda e infinidad de mordaces caricaturas, es un ser humano integral: prefirió retirarse temporalmente, para enamorar nuevas musas, que repetirse.

En su carta de hasta luego, Quino medita acerca de la republicación de sus tiras cómicas en el diario “El Clarín”. “Resultó interesante volver a verlas por la asombrosa actualidad que presentaban muchas de ellas lo que prueba que tantos problemas que hoy nos agobian vienen repitiéndose gracias al talento que pone la sociedad en reciclar sus errores”.

Y es en esa última línea en la que deseo concentrarme. En la industria de “reciclar errores”, no tenemos competencia.

En la construcción de carreteras, por ejemplo, una y cien veces tropezamos con idénticas fallas. Y ¿qué me dicen de la elaboración de las leyes, los programas de reparto de tierras, la edificación de viviendas, la lucha contra la pobreza, el mejoramiento de las condiciones de vida…? ¡Auxilio!

Parece que la experiencia fuera como el palillo de dientes… solo para uso personal.

Si bien en la administración pública los jerarcas cambian cada cuatro años o menos, los jefes medios siguen, perpetuamente, bajo la placentera sombra del árbol burocrático.

¿Por qué los yerros de tantos ministros y presidentes ejecutivos ineptos no se aprovechan para guiar nuevas rutas y decisiones?

¡Qué va! Mucha pereza pensar y hacer… es mejor reciclar los errores.