Isaac Lobo
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Alex Costa hace honor a su apellido, pues no le tiene miedo a aventurarse por el mundo. “No soy bombeta, solo aprovecho las oportunidades que me da la vida”, es su filosofía.

En “El Turno de la Risa” mostró a dos de sus personajes, “Juanca Galindo” y “Elton John Tico”, quienes llegaron para quedarse gracias a sus geniales salidas.

La gente no sabe que este integrante del “Manicomio de la Risa” de Omega, empezó no en los escenarios, sino vendiendo empanadas y tamales.

Ha trabajado haciendo reír en México y como instructor de salsa en Inglaterra.

¿Cómo definiría humor?

Como una necesidad básica en tiempos que hay mucha gente haciendo llorar.

¿Qué hace reír a la gente?

Cuando se ven reflejados en algo. Cuando el humorista le da una cucharada de su propio chocolate, obviamente exagerando para ser gracioso.

¿Todo es risible?

Sí, todo, hasta la tragedia. Dice el viejo dicho: “hoy lloro, pero luego me reiré”.

¿Qué lo hace reír?

Todo, yo me río muy fácil, pero sobre todo con la comedia gris, o sea, la que te pone a pensar.

Hoy anda serio, ¿qué pasa?

Es que no me la creo hasta que subo a un escenario. En realidad soy tímido.

¿Cuándo empezó a reírse de algo?

Desde que tengo memoria. Las fotos que tengo de niño, que no son muchas, paso muerto de la risa. Es como mi hija menor de un año, salió a mí, nunca llora, pasa riéndose y no sé de qué.

¿Cuántos personajes tiene?

Están: “Elton Jhon Tico”, “Reymundo Hoyos” y el esposo de la familia Walesa. Tengo un chinito que se llama “Pipique Orinawa”, “Juanca Galindo” y “Hyundai Sosa”.

¿Su humor es inteligente?

El mío es un humor muy “sui géneris”, porque es para todo el mundo.

¿Hay humor inteligente y humor burdo?

Sí, claro. No es lo mismo contar que estaban Mozart y Tchaikovsky preguntándose donde llevarían a Rembrandt para su cumpleaños y uno dijo: “ya sé, a la Quinta de Beethoven”. Otros en cambio se conforman con decir “Me pelé el cu...” y a la gente le hace gracia.

¿Ser humorista fue su primera vocación?

No, no era ni siquiera una opción. He hecho de todo, desde vender empanadas y tamales mientras construían la Universidad Nacional. Vendía manzanas, aserrín y borucha en diciembre. Fui anunciador en la tienda La vaca, cantante e instructor de salsa, porque soy coreógrafo. Estudié guión de cine y fui salonero.