Chile / AFP.- “Víctor Jara vive en el corazón de su pueblo”, rezaban ayer las banderas alzadas por miles de chilenos que caminaron más de 4 km para acompañar el coche fúnebre gris que trasladó los restos del cantautor Víctor Jara, ejecutado en 1973 por la dictadura de Augusto Pinochet.
Entonando el grito “Compañero Víctor Jara presente, ahora y siempre, hasta conseguir verdad y justicia”, los millares de chilenos (al menos 6.000 según las últimas estimaciones), acompañaron a la viuda del folclorista, la británica Joan Turner y sus hijas Manuela y Amanda, a otorgar al músico el funeral que no tuvo en 1973 cuando fue sepultado en el casi total anonimato.
“Hoy su cuerpo destrozado por la tortura y el metal volverá a la tierra envuelto del amor de sus niñas y su mujer, en el enorme amor que su pueblo y el mundo le ha expresado”, dijeron sus hijas entre lágrimas, en un discurso en que se alternaron para hablar, al final de la larga romería que se extendió por más de cuatro horas.
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