Roxana Zúñiga Quesada
ropazu@racsa.co.cr
¿Cinco mil millones de colones desaparecieron en veinte segundos?
No fue un mago en una noche de inspiración. Tampoco uno de muchos delincuentes de cuello blanco que día a día gastan el seso en procura de exprimir los bienes del Estado en provecho personal.
¿Quién logró evaporar tantos millones de billetes? La mediocridad de nuestro fútbol.
Ese dinero corresponde a los $9 millones que la FIFA dará a las selecciones que ganaron su tiquete a Suráfrica y que nosotros perdimos en veinte segundos. Cada segundo costó, por tanto, ¢250 millones.
Lo peor es que el “temporal” ya cumplió sus tres días de vigencia (como afirmaba el expresidente Ricardo Jiménez) y ahora nadie se acuerda del análisis, la reflexión y la acción.
El campeonatito nacional opacó la amargura y la frustración. ¿Quién habla y medita acerca de las causas del estrepitoso fracaso? ¿Dónde se ofrecen los correctivos para el proceso de Brasil 2014?
La estrategia es esperar que el torneo saque un campeoncito, tirar al circo a un joven prometedor como Ronald González para que asuma los fogueos, ver el Mundial con pantalla LCD y comenzar de nuevo, pero sin extraer enseñanzas de este proceso clasificatorio.
¿Para qué?, pensarán algunos. Si nuestro fútbol es como la iglesia de Ujarrás: no tiene cura.
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