Álvaro Sáenz Zúñiga, Presbítero
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Feliz Navidad para todos. Luego de celebrar la Navidad, la Iglesia se congrega hoy para festejar a la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús, María y José.

Hoy se nos propone bíblicamente el pasaje del Niño Perdido en el Templo. Varias ideas nos trae la fiesta. Empezamos con la fuerte experiencia que vivió el mismísimo Verbo Encarnado, al aprender que los procesos humanos se llevan con paciencia.

Un día Jesús estará preparado para asumir el proyecto del Padre, pero por ahora deberá ir paso a paso. Nosotros también. La época de estudiar viene después de aprender lo elemental y luego vendrá el tiempo de las responsabilidades. En fin, hasta el Niño Dios aprende que todo tiene su tiempo.

Por su parte, María, la Madre, actuando muy humanamente, junto a su esposo, buscó al Hijo perdido, y al hallarlo, reprendió al Dios hecho Niño. Pero recibió una respuesta que no esperaba: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”.

Así, todos aprendieron. El Niño que la naturaleza humana necesita tiempo para todo. La Madre Santísima que un día, cerca de la Pascual, le arrebatarán a su Hijo, y que deberá aguardar paciente unos tres días a que el Padre realice su obra.

Y volvieron todos a Nazaret para vivir, como familia normal, la vida cotidiana. María “conservaba estas cosas en su corazón”. Mientras tanto, Jesús “iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”, preparándose para iniciar su tarea cuando llegara “su hora”.

Feliz Navidad y feliz día de la familia.