Yensy Aguilar Arroyo
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Su pasión por los canarios lo llevó a tener una deuda de ¢2 millones, dinero que usó para comprarles semillas y alimentarlos. Pero Carlos Valldeperas Acosta, antropólogo de 53 años, no se dejó vencer ante la adversidad y hoy cuida a 2.500 animales.

De padre catalán, se define como costarricense y no como tico. Esto, porque cree que los ticos esperan todo regalado, son miedosos, egoístas y muchas cosas las ven “chiquitico”.

¿Cómo nació su pasión por los canarios?

Soy asmático de nacimiento y de niño pasaba mucho tiempo enfermo, entonces casi ni salía de la casa. Mi papá, Jorge Ernesto, decidió hacer el asunto diferente y me regaló el primer canario, un macho. Me lo dio cuando tenía 9 años y lo llamé el Rey Arturo. Luego conseguí la hembra y ahí nació todo, hace 46 años.

¿Cuántos canarios ha tenido desde que se dedica a la cría?

He tenido 5.000. Ahora poseo unos 2.500, porque cuando mi esposa se fue, hace unos dos años, tuve que reacomodar todo y reduje la cantidad que tengo, porque requieren mucho tiempo. Ahora trabajo con 600 hembras y 80 machos para hacer los cruces.

Además de los canarios, ¿qué otros animales tiene?

Tengo dos perras razas bóxer “Tita” y “Altea”, “Mitzi”, la gata que recogí de un basurero y dos perras salchichas “China” y “Nela”, una de las cuales fue regalada y la otra llegó a mi casa.

Usted es antropólogo. ¿Podía dedicarse a su profesión y a los canarios?

La gente dice que no, pero yo lo resolví de forma distinta. Trabajaba en el Ministerio de Cultura, durante el día iba al Ministerio y por las noches me dedicaba a los canarios. Ahora es distinto en el día me dedico a atender a las personas que me visitan.

¿Qué significan para usted los canarios?

La vida entera, así de sencillo. No lo tuve que pensar, si algún día tuviera que quitar eso, mejor me pego un tiro.

¿Considera esto un negocio?

No, porque esto no deja plata. Imagínese que llegué a tener una deuda de ¢2 millones con la principal empresa productora de semillas, pero ahí salgo adelante.

¿Para usted es una forma de vida?

Sí. Es un estilo de vida, porque los canarios no solo le dan entretenimiento, sino que además le dan una forma de vivir. Uno vive por ellos y a pesar de los golpes que me ha dado la vida, me han dado vida y salud.

¿Se parecen los seres humanos a los canarios?

Gracias a Dios los canarios son mejores que los seres humanos, porque no lo traicionan a uno. Son totalmente fieles. Ahí se cumple que “entre más conozco a la gente, más quiero a mi perro”.

¿Qué beneficios le ha traído criar canarios?

Son muchos. He pasado muchos problemas y mis amigos, a quienes les he enseñado a criar canarios, me ayudan. Se reciben beneficios y no hay enemigos.

¿Alguna personalidad le ha comprado algún canario?

Recuerdo que un diputado, pero no no sé su nombre. Lo que si tengo en mente es que cuando Mimi Prado era viceministra de Cultura le regalé uno.

¿Cuánto cuesta cada canario?

¢15 mil, no importa el color.

¿Considera que los ticos respetan los animales?

Diría que la mitad de la gente.

Además de los canarios, ¿tiene otras aficiones?

Mi vida son los canarios, tengo muchos años de no ir al cine, ni a los estadios. Además de esto, me dedico a cuidar a mi papá, quien padece Alzheimer.

Qué tipo de libros le gusta leer?

Además de los libros sobre canarios, me gusta mucho la literatura. Me he leído seis veces Cien años de Soledad, que considero es la mejor obra de Gabriel García Márquez.

Apasionado

Carlos Valldeperas A.

Edad: 53 años.

Hijos: Silvia y Mauricio.

Dato: reside en El Carmen de Goicoechea. Allí, tiene su criadero de canarios, en la antigua fábrica de papas que tenía su padre y se dedica a esto hace 44 años.