Shirleny Soto no lo pensó dos veces para dejar su casa. “Está a punto de derrumbarse”, aseguró sin dejar de caminar con bolsas y maletas en la mano por la calle de San Pedro de Poás, Alajuela.
Marco Tulio Alvarado explicó que él es un hombre valiente, pero estaba muy atemorizado. “Hemos sentido sismos fuertes, pero como este, nunca”, comentó con sus ojos llenos de lágrimas.
La tapia, enfrente de su casa se vino al suelo. “Aquello, es un revoltijo, se cayeron bolsas de arroz, lozas, platos”, decía mientras se sentía una réplica y las oraciones de las personas se escuchaban en la calle.
“Preparaba el almuerzo y en segundos no quedó nada”, dijo Margarita Araya, también de San Pedro de Poás.
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