Edgar Fonseca
Director Al Día

El desgaste, brutal, del PAC, junto a políticos requemados y de peligrosos engendros radicales, en la infructuosa lucha del TLC, le cobró una factura de la que le ha costado reponerse.

Convertida en una importante segunda opción política, tras la epidemia de corrupción que envolvió al PUSC, el liderazgo del PAC dejó ir la oportunidad y se sumergió, en el cuatrienio que acaba, en una lucha que remató en el más monumental fracaso que recuerde la reciente historia política del país.

Por eso, la jornada de convención vivida ayer, aunque limitada a sus cuatro costados, aunque plagada de apatía y de desgano entre sus propios correligionarios, cobra una trascendencia particular para esta fuerza.

Es un primer paso de reencuentro con un electorado hastiado de tanta intransigencia.

De paso, sacó la designación del candidato del orden del “dedazo”.

El intento de doña Epsy y la emergencia de una figura fresca, como don Román, le dan más vida, más debate y discrepancia al PAC.

Ungido el candidato, se le viene la nada fácil tarea de reconfortarse con aquel caudal que por poco le hizo rozar la gloria.

En la campaña que rematará el domingo 7 de febrero, necesitará retomar esa confianza del electorado.

¿Habrá una lectura más realista de los acontecimientos del país, hoy, por parte del sumo líder del PAC y de sus acólitos?

Veremos si la neblina se disipa.

De la mano, también irá el enfrentamiento con quien sea ungido por el liberacionismo el domingo entrante como su candidato.

La lucha pinta candente.