Recife, Brasil/DPA y AFP.- Los restos del Airbus de Air France que cayó al océano Atlántico con 228 ocupantes, refuerzan la hipótesis de que la aeronave se desintegró en el aire antes de caer.

“No hay evidencia de fuego o explosión. Hay más posibilidades de que el avión se haya partido”, dijo el ingeniero aeronáutico Robert Ditchey. Se estaría llegando a esa conclusión con base al estado en el que se encontró al estabilizador del avión, 44 cuerpos de las víctimas, una valija, asientos de la tripulación y máscaras de oxígeno prácticamente intactas.

Según el rotativo “O Estado de Sao Paulo”, los cuerpos estaban íntegros, pero en estado de descomposición y llegaron a tierra desvestidos o con poca ropa. Esto sugiere que las prendas se las arrancó el viento.

Los cuerpos presentaban fracturas en las caderas y en miembros superiores e inferiores. Esto indica que la muerte habría sido por politraumatismo, al chocar contra el agua.

Si el avión hubiera caído entero al mar, los cuerpos deberían estar más juntos, pero se encontraron dos líneas de cadáveres distantes entre sí a 85 kilómetros.

El avión pudo partirse por una pérdida de control y sobrecarga estructural. Eso ocurre cuando la nave alcanza una velocidad superior a la soportada y ocasiona agujeros que la despresurizan y parten. Según el expiloto Ari Germano, “he visto la pared divisoria situada en la sección donde va la tripulación. Había asientos fijos allí que estaban plegados”.

Para Germano, esto sugiere que la tripulación circulaba por el avión. En caso de alerta, los sobrecargos estarían sentados.