Julio Peña, corresponsal
Rodolfo Martín
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Santa Cruz. Guanacaste. - Los avicultores caseros de Santa Cruz enfrentan los ataques de una banda que no los deja pegar los ojos por las noches.
El robo de gallinas pasó de ser algo ocasional y atribuido a los ladrones de más baja monta, para convertirse en el azote de los pequeños productores.
La Fuerza Pública recuperó 11 gallinas, de un total de 88 polonchonas, un gallo y dos chompipes, robadas del gallinero de Patricia Briceño, en el poblado de San Juan, confirmó Juan Carlos Ceciliano, jefe de la Policía local.
Fueron encontradas en un lote en el residencial Santo Cristo de Esquipulas. Otras estaban muertas en los potreros adyacentes a la vivienda. En su huida, los “robagallinas” botaban las que se les ahogaban en los sacos.
Las restantes y, el gallo cuijen –especulan las autoridades– terminaron en el sabroso arroz con pollo de las fiestas pueblerinas, bien condimentado con chile congo, culantro coyote y cebolla saprissista. De la pareja de chompipes no se sabe nada.
Ese día, como a la 1 a.m., doña Patricia escuchó ruido en el gallinero y pensando que era el viejo coyote o el zorro pelón, le gritó a su hija: “¡pasame el foco que se comen las gallinas!"
Toda la familia iba hacia el corral armados con palos y alumbrándose con focos.
La sorpresa fue cuando descubrieron a unas figuras cargando las aves.
“Allá va un coyote de dos patas y lleva un saco al hombro”, volvió a gritar la campesina, mientras azuzaba a los dos bravos perros zaguates, que esa madrugada no ladraron.
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