Antonio Alfaro
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No pudo jugar ni un solo partido del torneo. Las lesiones no lo dejaron. Y hasta pensó en la posibilidad del retiro.

“Para uno es frustrante”, confiesa el defensor liguista Pablo Nassar, quien dice haber pasado momentos difíciles. “La frustración lo hace a uno analizar (el retiro). Es una idea que le pasa a uno por la mente”.

“Era capitán de la Liga, estaba jugando bien, me habían llamado a la Selección”, recuerda Nassar en torno a su última lesión, en noviembre del año pasado.

Desde entonces salió de una dolencia para caer en otra. Tras superar problemas de rodilla, con operación incluida, terminó resentido en el tendón de Aquiles, con “un dolor crónico”.

Así entrenaba, esperanzado en volver, pero no le quedó más que aceptarse fuera de la cancha. Aún hoy no está recuperado, según reconoce el propio Nassar. El médico manudo le ha recomendado detenerse del todo, a ver si está en condiciones de iniciar con el equipo la pretemporada.

“¡Dios primero!”, exclama Nassar, a quien le queda un año de contrato y lo intentará otra vez.