Las Vegas / AP. Los admiradores de Ricky Hatton nunca se aburren de cantar que no hay nadie que se compare con el británico.
El problema para el retador es que sólo hay un campeón en el mundo del boxeo. Se llama Manny Pacquiao, y todo lo que hizo la última vez fue darle una paliza a Óscar De La Hoya, al punto que lo mandó al retiro.
Esa pelea no sólo hizo más popular a Pacquiao, sino que también es lo que tiene al filipino favorito 2-1 sobre Hatton, para el combate de la noche del sábado por el cetro superligero. Se trata de la primera gran pelea tras el retiro de De La Hoya.
Pesa al amplio favoritismo por Pacquiao, Hatton dice que “no es una situación nueva para mí. La gente dice que yo soy puro humo, que me han conseguido peleas fáciles, que soy un gordo y un inglés borracho. Pues qué les puedo decir, sorprenderé al mundo”.
Una victoria de Hatton realmente no causaría sorpresa, pero dolería bastante en las Filipinas, donde la figura de Pacquiao ha captado tanto impacto, que se habla de que algún día se postulará a la presidencia.
Fue su triunfo ante De La Hoya lo que finalmente lo catapultó a la fama y con la etiqueta del mejor boxeador libra por libra.
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