Antonio Alfaro
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Todo se conjugó para que Saprissa quedara eliminado.

El día en que jugó la ansiedad morada; el día que un inspirado y ordenado equipo no se encerró en la “Saprihora” y amenazó con más, haciendo entrar al “Mambo” Núñez. El día en que Centeno no fue el “genio” del mediocampo que aparece en el momento justo.

“Me faltó control de balón, me desordené un poco, lo acepto. Lo cual me llevó a la desesperación y descuidé un poco mi posición”, reconoce el “Paté”.

El día en que se sintió la ausencia de un goleador en buen momento (el máximo anotador morado en este torneo apenas suma seis anotaciones y se trata de un creativo). ¿Adivina quién? Wálter Centeno.

El día en que nadie pudo disimular las bajas (Solís, Celso, Barrantes...); el día en que Liberia hizo todo bien, contra el mismo rival y en el mismo campo en que había perdido 5-0 y 3-0.

“Es una pena darnos cuenta que jugamos un mal partido en instancias importantes y que el rival fue superior, hay que aceptar la realidad y felicitar al rival”, señala el defensor morado Víctor Cordero.

El día en el que a algunos jóvenes se les notó la falta de experiencia y a los experimentados la impotencia. Todos esos días se dieron en uno, para provocar el desvelo morado.

“He tenido noches largas sin dormir por culpa del fútbol y la derrota ante Liberia es una de ellas, va a quedar para la historia”, reconoce Centeno.

De 1 a 10

1 Saprissa se desesperó

2 Centeno no fue Centeno

3 Le faltó un hombre gol

4 Sintió las bajas

5 Liberia no se echó atrás

6 Los jóvenes flaqueron

7 Liberia llegó en su día

8 Mesén voló el domingo

9 El público se calló

10 No hubo “Saprihora”