Juan Diego Villarreal
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Liberia. “La Ciudad Blanca” se vistió de amarillo, ayer por la mañana. En carros, motocicletas y a pie, los aficionados liberianos - con el amarillo y negro - y los heredianos - de rojiamarillos - empezaron a vivir la gran final.
Las bocinas de las vehículos no se hicieron esperar, “el duelo calentó” a eso de las 10:30 a.m. en la avenida principal de Liberia, ante la llegada de los aficionados florenses quienes entusiastas empezaron a corear el ¡Heredia, Heredia!; no sin antes escuchar el grito desafiante de los guanacastecos.
En las cercanías del estadio Edgardo Baltodano los seguidores de ambos clubes, a eso de las 11 a.m., empezaron hacer fila.
Marden Espinoza llegó temprana y preparada: “La idea es tener un buen lugar para ver el partido y no llevar mucho sol”.
Por fin a las 12:55 p.m. se corrió el portón y la espera terminó. Fue más los que muchos duraron esperando, que el tiempo en que se abarrotó el Edgardo Baltodano. La fiesta apenas empezaba.
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