Hugo Solano
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“Hoy lo que me hace falta son sus detalles, sus risas, sus chistes... sus aretes artesanales que yo a menudo patrocinaba”, dice Christian Madriz Muñoz, hermano de Milena, la joven asesinada hace 20 días en Los Yoses.

Milena fue la víctima inocente del fuego cruzado entre bandas de jamaiquinos que días después cobraron la vida del agente del OIJ Randall López Garita, en un confuso incidente.

Milena caminaba con su sombrilla en la lluviosa tarde del jueves 29 de octubre cuando un impacto en la cabeza le provocó la muerte en el lugar.

Ayer Christian nos atendió en su lugar de trabajo en Escazú.

“A veces tengo lagunas de si ella está o no está. Ayer fui a Multiplaza y vi un carro eléctrico. Lo primero que pensé fue en ir a contarle y, de repente caí en la cuenta de que ya no está aquí”, dijo.

“Con ella compartía muchos sueños, muchas metas. Le gustaba escribir igual que a mí e incluso habíamos pensado en escribir un libro juntos, porque ella era amante del arte, de la poesía y de los cuentos”.

Aquella tarde

“Yo estaba en el trabajo cuando sucedió la balacera y aún tengo grabadas aquellas imágenes de la sombrilla cubriendo su cuerpito, tapado con una sábana bajo la lluvia. Ella ahí, solita, con sus tenis ‘Converse’ que tanto le gustaban”, recuerda.

Su padre, Gerardo Madriz, cónsul en República Dominicana, había llegado al país dos semanas antes del crimen y pese al gran dolor por lo sucedido afrontó con serenidad los hechos y dijo que no les guarda rencor a los homicidas.

Para su madre, Marlene, ha sido más difícil porque Milena era quien le ayudaba en las tareas domésticas y le acompañaba a hacer las compras y los mandados. También la motivaba para que se inscribiera en algunos cursos de la universidad.

Marcela, la hermana mayor, de 31 años, espera un bebé y días antes de la muerte de Milena habían conversado a ratos en serio y a ratos en broma sobre el nombre que le iban a poner al sobrinito, añade Christian.

Recuerda que le llamaba mucho la atención que Milena, sin tener estudios de fotografía le llevaba fotos de la naturaleza muy bien logradas.

“Se sorprendía si yo le decía que la amaba, porque nunca se lo esperaba. Bendigo a Dios que me la regaló 20 preciosos añitos y estoy convencido de que hay una fiesta en el cielo con la llegada de Milena”.

“Siempre aceptó a mis amigos, a mis amigas y hasta mis novias, las cuales terminaban hablando más con ella que conmigo”.

Uno de los grupos que más le llamaba la atención era la banda británica Depeche Mode y en las noches de estudio, cuando se quedaban juntos, de repente llegaba a decirle que escuchara alguna canción.

En medio de tanto dolor y recuerdos, Christian está agradecido con las muestras de cariño y solidaridad que la familia recibió durante los días del duelo y el novenario.

De no haber sido por la fe en Dios hubiera sido más difícil sobrellevarlo, dice.

Desgarrador

“Esto es quizá lo más fuerte y difícil que me ha pasado”, expresa Christian,de 26 años, quien labora como diseñador de la empresa Leo Burnett”.

“Hoy extraño cuando me decía ‘tráigame algo rico de comer’. Desde chiquita la cuidé mucho y perderla de esa forma fue desgarrador”.

“Es una delicada flor en el jardín de Dios. Una flor hermosísima y llena de colores, como su pelito”.

“Mi madre se aferra al Jesús de la Divina Misericordia. Yo me inspiro en los ideales de los Misioneros Cambonianos y eso nos da mucha fuerza”.

“Era tan entregada al estudio, que cuando yo le decía que fuéramos al cine, me decía que no, hasta que terminara la U”.