Esteban Cuvardic, editor
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Inolvidable la actuación de Costa Rica en el Mundial Juvenil. Excelente.

Salvo el primer partido ante Brasil (5-0) y los fallos defensivos contra los checos, Rónald González y sus muchachos sobresalieron. No fue un “sí se puede” basado en la “fe engañosa”, sino en hacer bien las cosas.

Muy bien por Rónald. Al César lo que es del César.

En la semifinal, el problema fue que Brasil tiene tanta calidad, que, en una que va, y en otra que viene, te noquea. Eso pasó con Kardec.

Sin embargo, Costa Rica puso en algunos apuros a los cariocas. Claro, tampoco hay que engañarse: Brasil fue mejor.

¿El plantel tico? Todos pasaron con nota alta (salvo Derrick Johnson). Me encantaron Esteban Alvarado, Bryan Oviedo, Roy Smith, José Mena, David Guzmán, Josué Martínez, Marco Ureña. El logro de la Juvenil es un claro mensaje para entrenadores como Hernán Medford, quienes, cuando fracasan, dicen: “es que esto es lo que hay”. No. Se acabaron las excusas baratas.