Alfonso Quesada, corresponsal
Carlos Láscarez S.
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Palmar Norte - Cerca de 700 personas se reunieron ayer, en el cementerio de Palmar Norte, para dar el último adiós a los esposos José Villarreal Almengoro y Marianela Robles Blanco, quienes fallecieron el miércoles pasado junto a su empleada, cuando iban hacia Uvita.
El sepelio se llevó a cabo a las 10 a.m. bajo un fuerte sol, luego de que los féretros permanecieron durante hora y media en el salón Reino Testigos de Jehová.
La caravana recorrió 600 metros a pie y sin vehículos, con el fin de tenerlos más cerca por última vez. Al momento del entierro sólo los familiares más cercanos estuvieron cerca de los dos nichos.
Con palabras sinceras
Tras sepultar a su madre y padrastro, Pablo Garita, de 22 años, subió a un poyo y se dirigió a los presentes, a quienes agradeció.
“Nunca creí que dos personas como ellos pudieran mover a tantas personas hoy reunidas acá. En nombre de la familia les agradecemos el apoyo y las muestras de cariño recibidas”, afirmó Garita.
Entre los presentes estaban alumnos de la escuela Eduardo Garnier Ugalde, donde Robles dio lecciones por varios años. También fue notoria la presencia de fieles de la iglesia local y otros que viajaron desde San José.
Llegaron varios ganaderos amigos del médico veterinario José Marcial, quienes recordaron sus cualidades.
Una hora antes del cortejo del matrimonio, en Piedras Blancas de Osa, fueron los funerales de Blanca Parra Alvarado, de 38 años, luego de que fue velada en el templo católico de la localidad.
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